La fábrica de pobres y hambrientos

Página/12 | Opinión

pobresTranscurridos solo 75 días del gobierno de Milei, la ciudadanía se enfrenta a una situación dramática, para resolver sus necesidades básicas cotidianas y por la incertidumbre ante lo que se viene anunciando vinculado al “ajuste doloroso” en marcha. Rebaja de sueldos a los maestros vía no pago del FONID, porque “no existe” al decir del vocero presidencial, cesantías en diversos organismos públicos, quita de fondos a los comedores que dan de comer a cuatro millones de personas, liquidación del fondo fiduciario que asigna recursos para fines determinados como: infraestructura de transporte, programas Procrear y Progresar, infraestructura hídrica, coberturas de salud, políticas contra incendios, defensa de humedales, etc. A todas estas temáticas, el Presidente las aglutina en la frase vulgar y falsa de “es plata para la caja de la política”.

Como revancha de su derrota parlamentaria, Milei ordenó clausurar la negociación para la actualización del salario mínimo, vital y móvil, condenando a millones de trabajadores/as y a beneficiarios de ayudas sociales, a la guadaña de la licuación inflacionaria de sus ya modestísimos ingresos. Se trata de una de las tantas crueldades que tiene un efecto inmediato en la vida de los 27 millones de pobres. Este número patético surge de la estadística del Observatorio de la UCA.

La preocupación se potencia por la velocidad del deterioro social: en el tercer trimestre del 2023, la pobreza ya era altísima con un guarismo del 44,7 por ciento, pero en enero se elevó al 57 por ciento. A ese dato se le debe sumar el otro componente lacerante, la indigencia, que trepó al 23,8 por ciento. Es necesario aclarar que el término indigencia es engañoso, ya que oculta la esencia del dato estadístico: se trata de adultos y niños/as que no pueden adquirir su alimento cotidiano. En suma, convivimos en un país sumido en la indignidad de la pobreza, con 7 millones de personas que pasan hambre.

Estos datos no se deben registrar en términos estadísticos y aritméticos, sino como expresión de una sociedad inhumana e insolidaria, que concentra la riqueza en los dueños de las corporaciones cada vez más supermillonarios. En estos días de penurias para las grandes mayorías sus organizaciones (AEA, CAME, UIA, SRA, CAC, AmCham) apoyaron decididamente el plan de ajuste del Presidente, cebados por la tentación del saqueo inminente de los bienes públicos que se pondrían en subasta. Ya subidos a la aventura mileista no trepidan en acompañar el plan de destrucción de las organizaciones sindicales, más allá del origen y la perspectiva política de cada una de ellas, precedido por el discurso “anticasta, políticos corruptos y la mugre del parlamento”.

Todo indica que ese propósito tiene un destino abismal. No podrá superar la lucha defensista de las conquistas sociales, culturales y democráticas de nuestro pueblo. El presidente Milei desde su convicción de enviado por los cielos a corregir y sancionar los extravíos de gobiernos, partidos políticos y gobernadores, festejó por haber logrado el superávit fiscal de enero, aunque conviva con el 45 por ciento de inflación en sus dos primeros meses. La exultante celebración tiene implícita la idea de que el costo social y político es inevitable para llegar a ¡la meta soñada de ser como Irlanda, eso sí, dentro de 45 años! Quizás imagina que el pueblo dejará de lado sus penurias del día a día, y acompañará la celebración manifestándose en las calles al grito de “viva el superávit”.

Complementariamente, el Presidente especula con que “le conviene” polemizar con la artista popular Lali Espósito. Lo único cierto es que el mundo artístico, la cultura y la ciencia viene militando contra su propósito de destruir y colonizar a los organismos y a los propios trabajadores de la cultura. Emergen cada vez más disconformidades demostrativas en el contrato electoral con la parte de la sociedad que confió en el discurso de Milei. El Presidente y su hermana ante las derrotas que los debilitan y aíslan a sus potenciales aliados, se proponen redoblar la apuesta al todo o nada, reafirmando la senda autoritaria inaugurada con el mega DNU, aún vigente y sin tratamiento parlamentario. En tal sentido refuerza furiosamente su ataque a los gobernadores a los que coloca ante la ciudadanía como “culpables de traición”. La realidad es que esta estrategia desenfrenada a quienes daña es a los pueblos de nuestras provincias. En suma, la enorme mayoría de la sociedad, en sus diversos estratos sociales, está inmersa en una grave crisis inducida deliberadamente. Milei resulta ser el partero de su propia crisis.

Este cuadro social no excluye el daño que viene generando a la clase media a partir de los incrementos abruptos en combustibles, tarifas de gas, luz y agua, colegios privados, prepagas, alquileres y todo lo relacionado con turismo, recreación y cultura. Los tiempos del plan del Presidente, ahora sustentado en el apoyo de las corporaciones empresarias; no se corresponden con la inevitable reacción social, de allí que imagina como alternativa salvadora la aventura de la dolarización, que llevaría al país a un abismo económico y político.

El reciente pronunciamiento de Cristina generó un fuerte impacto político especialmente en el ancho mundo del campo popular, que viene siendo partícipe y protagonista del proceso iniciado con el advenimiento de Néstor Kirchner y luego con los dos períodos de la presidencia de la propia Cristina Fernández. El documento manifiesta su propósito asignando la prioridad a la clave histórica, a la que se le une indisolublemente la económica y política. Se trata “de comprender la verdadera naturaleza de nuestro problema como país”, y a continuación refuta la teoría del déficit fiscal como principal causa de inflación, ratificando su enfoque sobre la escasez de dólares y el endeudamiento compulsivo en dicha moneda como lo determinante. Resulta imprescindible la lectura y comprensión integral del documento, ya que su correcta ponderación política aporta a dilucidar las causas de la derrota electoral y orienta sobre el presente y futuro en términos de táctica política y alianzas, adelantando conceptos fundamentales para la elaboración de un programa popular y progresista ante la emergencia política y social que vivimos las y los argentinos, que compromete la propia vigencia de nuestra democracia.

Nota publicada en Página/12 el 23/02/2024


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