Votar por Libertad con Igualdad y Justicia Social

Página/12 | Opinión

Asistimos a otra gran operación comunicacional para presentar a Donald Trump y a Míster Bessent como artífices de un salvataje generoso, cuando en realidad el rescate encubre un doble propósito exento de todo altruismo: el primero, salvar al gobierno de Milei, su aliado estratégico en la región y en segundo lugar, socorrer a los prestamistas potentados, amigos y socios del salvador, que ahora se hacen llamar “dueños de fondos de cobertura”. Estos financistas, que no son otra cosa que mercaderes del submundo del tráfico de dinero internacional, quedaron una vez más, atrapados en Argentina con sus súper verdes.

Los dólares de Mr. Bessent oficiarán de soga salvadora para recuperar sus inversiones, y volar a paraísos más seguros con las ganancias exorbitantes que solo logran en republiquetas bananeras. Como señaló Paul Krugman: “no hay indicios de ningún plan real, se trata de ideología y lealtad a Trump”, y a satisfacer su avaricia y afán de poder aprovechando la cobardía y traición del Presidente y su equipo ministerial a su pueblo, todos subordinados y socios de los banqueros de Wall Street y del JP Morgan; una suerte de bucaneros, ahora investidos por otros medios “serios” a la original categoría de “propietarios de fondos de inversión”.

The New York Times les puso nombre y apellido a los socorridos: Black Rock, Fidelity, Pimco, Stanley Druckenmiller, y el gran amigo del presidente Milei, Robert Citrone, quien realizó inversiones súper ventajosas en la Argentina y ahora no podría salirse porque los dólares se los fueron llevando otros que se le adelantaron. Claro que algunos banqueros de Wall Street optaron por el realismo: Morgan Stanley abandonó su recomendación de compra sobre activos argentinos, y la londinense Barclays tituló su informe: “Un león herido en Las Pampas, el kirchnerismo se mantiene sólido y con apoyo creciente”. A los gurúes económicos nativos se les quemaron nuevamente los papeles. Fracasaron augurando el triunfo definitivo de los mercados, ahora que el presidente Milei y su ministro actúan con gran audacia y no se detienen ante las presiones “del populismo” y el Congreso.

Así es que no tienen más remedio que volver al interrogante leninista: ¿Qué hacer? Su respuesta es la de siempre: un urgente giro económico “recalibrando el programa”, reconociendo que el plan A se agotó. Consecuentemente, la prioridad debería ser normalizar el mercado cambiario, manteniendo el equilibrio fiscal y avanzando con reformas estructurales, terminando con los controles y una flotación libre del peso. Seguro que estos consumados economistas no recibirán ningún premio a la creatividad. Lo cierto es que con esta parafernalia mediática exitista de Mr. Bessent y el besamanos a Trump, intentan tapar el drama social que vive la mayoría del pueblo, generado por Milei y el establishment que lo sostiene, potenciado por la propagación de la corrupción que involucran al Presidente y su hermana, que bate records de desaprobación, todo coronado por el desastre del profe Espert, socio de narcotraficantes, que oficiaba de primer candidato. No debería sorprender, esta marca está en la naturaleza de ese núcleo de aventureros de ultra derecha, quienes lograron que los voten mayoritariamente en el 2023.

Un rasgo notable de la actuación de los líderes norteamericanos es la ausencia de todo respeto a la soberanía de nuestro país como nación democrática e independiente. En otros tiempos su conducta política era igual de injerencista y violatoria del derecho internacional, solo que se preocupaban por hacerlo brumosamente, para que su conducta no sea tan visible.

Todo indica que en su decadencia política y económica como potencia imperialista, como resultado de su confrontación con los otros grandes polos del poder mundial, se va colocando en la negación abierta de valores democráticos, particularmente el respeto a la determinación e independencia de otros pueblos. Se trata de instrumentar una nueva fase de su hegemonía. Claro que cuando lo hacen con el México de la Presidenta Sheinbaum, con la Colombia de Petro, con el Brasil de Lula o Venezuela y Cuba, reciben la respuesta de presidentas/es que defienden la dignidad y soberanía de sus naciones y pueblos. No es el caso de la Argentina gobernada por un fanático del hegemonismo del eje moderno Trump – Netanyahu.

 

Así las cosas, la severísima derrota en la provincia de Buenos Aires generó un viraje de la situación política en todos los planos. La ciudadanía de la provincia más trascendente del país, concurrió mayoritariamente a votar contra Milei apoyando al peronismo, sus aliados, y al Gobernador Kicillof. Una vez más la unidad lograda trabajosamente luego de fracturas y debates internos, demostró su sentido vital para mostrarle al pueblo que Fuerza Patria es una opción opuesta a la de Milei para gobernar el país, encauzar la vida de la ciudadanía, y a su vez defender la soberanía económica, política y cultural, ahora entregada a la potencia capitalista hegemónica en plena época de su decadencia.

El mundo de lo democrático y popular tiene una valiosa ventaja frente a las derechas y el poder que detentan por los medios de comunicación, ya mutados a medios de dominación y propaganda cultural. Hablamos de la militancia política, social y cultural. Si es capaz de potenciar su vínculo con el pueblo en todos los ámbitos de la sociedad ganando voto a voto, se puede transformar en un factor determinante del resultado electoral. Son cientos de miles, quizás millones: trabajadores, sindicatos, intelectuales, barriadas, universitarios y secundarios, militancia social y un gran espectro de defensores de valores democráticos amenazados por el núcleo violento que gobierna.

Se trata de que el pueblo sea protagonista en este momento decisivo. Veremos si vota a Mr. Bessent y su salvataje, a los financistas y a las viejas y modernas oligarquías nativas, cada vez más fugadoras de nuestras riquezas, propensas a la sumisión neocolonial y a allanarse a la acción de aventureros corruptos que apalean a jubilados, niegan recursos a discapacitados, universitarios y hospitales, y reniegan cada vez más desembozadamente del Parlamento y del sistema democrático. Lo nuestro es la verdadera Libertad con mayúsculas, ensamblada en la idea de nuestros patriotas fundadores con la de Igualdad y ahora con la Justicia Social.

Nota publicada en Página/12 el 16/10/2025

Scroll al inicio