Menos garrafas y más tarifazos

Página/12 | Opinión 

¡No hay recesión! Es el sórdido mensaje de un INDEC ocultista, con su credibilidad en caída libre, y que se fue deslizando hacia el sometimiento a la presión de un gobierno de ultraderecha pro depresión económica. Su quebrantamiento es funcional a la extraña conducta política de los industriales de la UIA, que apoyan a un gobierno anti industrialista que los condena al cierre de sus empresas y a una suerte de transformismo hacia la categoría de importadores por obligación. Eso sí, lo hacen por “razones ideológicas” ya que comparten el modelo de Milei- Caputo, y sus congéneres del gran empresariado local, admiradores del “pacto recíproco” de Mr. Bessent y Donald Trump. Todo indica que estas cúpulas de millonarios están decididas a despedir a sus trabajadores. Según cifras de la propia UIA entre agosto del 23 y del 25 se perdieron 48.400 empleos registrados en la industria, a los que hay que sumarles 89.300 en la construcción y 20 mil en educación y salud. Durante los dos últimos años se cerraron 20 mil empresas pequeñas y medianas de las cuales 1930 fueron industrias que bajaron la cortina.

Los datos son incontrastables: severa caída del consumo, aumento de las tarifas de servicios públicos, reducción del salario del segmento de ingresos fijos, desde los más humildes no registrados hasta los de clase media. Así las cosas, al malabarista director del INDEC se le cayeron los platitos en pleno acto de prestidigitación. También mostró su verdadero posicionamiento político el Presidente de la UIA, quien termina privilegiando las reformas estructurales reclamadas por Wall Street, el FMI y las corporaciones locales; antes que la propia subsistencia de la industria nacional. Sin embargo, nos alienta la vigencia de organizaciones pymes que sostienen una conducta política crítica al modelo financista que los agrede, particularmente la vocación por defender sus emprendimientos, fruto de años de trabajo que en muchos casos son continuadores del esfuerzo de sus padres junto a sus trabajadores con quienes han compartido la vida.

El proyecto de esta ultraderecha antinacional en su fase del “vamos por todo”, incluyendo su plan de destrucción del aparato productivo industrial, ahora proyecta envenenar sus raíces, vaciando y desfinanciando la educación técnica. El experimento se viene ejecutando en la CABA desde la gestión de Mauricio Macri, continuada por el “moderado y centrista” Horacio Rodriguez Larreta, quien ejecutó el cierre de los institutos de formación técnica superior.

Ese plan anti industria y pro país de servicios y financiarizacion, incluye la desfinanciación en el orden nacional, acentuando el vaciamiento de las escuelas técnicas. Una vez más se verifica la confluencia del PRO macrista con el mileísmo, desnudando que representan ideológicamente a los mismos núcleos del poder económico. De allí que no se deben confundir sus peleas circunstanciales por espacios de poder con su alianza estratégica. Queda claro que no los une ni el amor ni el espanto, los amalgama el demiurgo que habita en la Casa Blanca, la burguesía local alimentada de los negocios a costa del Estado y fugadora crónica; lubricados por los medios de comunicación hegemónicos. Un ejemplo crudo de la esencia de clase del actual proyecto político es el caso del precio de la garrafa que utilizan entre 3 y 4 millones de familias en todo el país.

Según la Secretaría de Energía “en un plazo razonable” que no exceda los 6 meses, el Gobierno eliminará el Programa Hogar que subsidia al consumo de garrafas. El valor a otorgarse ronda los 10 mil pesos por unidad de 10 Kg, cuando el precio promedio “en la calle” es de alrededor de 21 mil pesos. Su resultado para la vida es obvio: imposibilidad de calentarse en épocas frías y restricciones para cocinar y para la higiene. ¡Más crueldad imposible! Todo sea por el superávit fiscal para afrontar el pago de la deuda con los acreedores privados y el FMI.

Pero existen otras iniciativas en ciernes propias de estos tiempos del “ahora o nunca”: desde el inescrutable Consejo de Mayo, al que presentan como un ámbito de consenso democrático a pesar que lo integran jugadores del mismo equipo, aunque algunos no tengan más remedio que diferenciarse para no quedar tan en off side; dijeron que no pueden informar el contenido de sus debates aunque confiesan que “es lo que queremos hacer”. Debieron asumir que hubo filtraciones, entre ellas que están pergeñando una “reforma educacional libertaria”. Por los conceptos ideológicos que trascendieron más que de un Consejo parecen haber salido de alguna oscura caverna de sobrevivientes de épocas de élites oligárquicas, continuadoras de doctrinas escolásticas medievales. Se propondrían habilitar la educación en el hogar como “forma alternativa” de enseñanza y planes de estudios “propios” diseñados por cada escuela, eliminando los nacionales. El proyecto declara también la “esencialidad”, con el propósito de restringir el derecho de huelga en la docencia. Como corolario, autoriza a las provincias a ofrecer enseñanza religiosa confesional en las escuelas públicas de manera optativa. Como vemos, la ultra derecha ideológica autodenominada moderna, se propone convertir al sistema educativo en un producto de mercado al que se podrá acceder según la condición económica de cada familia. Nos quieren llevar a épocas anteriores a la sarmientina Ley 1420 de enseñanza libre, gratuita y obligatoria a la que denigran por igualitaria y estatista.

Desde otra caverna están elaborando una reforma a la Ley de Glaciares. El cambio es parte del paquete que pidió Estados Unidos en las recientes negociaciones. El envoltorio es muy remanido: devolver el federalismo a las provincias para que puedan determinar su propia zona periglaciar. A continuación y como siempre viene el chantaje: si no se avanza con sus exigencias, el 75% de las inversiones previstas serían revisadas. De avanzar esta línea la protección ambiental pasará a la historia, especialmente lo concerniente a los glaciares como fuente vital del agua dulce que alimenta ríos y lagos, generando el flujo esencial para el consumo humano, la vida de las plantas y los animales, manteniendo el ecosistema del conjunto de la vida en el planeta.

La derecha lanzada prefiere no recordar aquella advertencia de Cicerón (63 a.C) “¿Hasta cuándo abusarás Catilina de nuestra paciencia?”.

Nota publicada en Página/12 el 05/12/2025

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