Ayer por la noche se presentó en la Universidad Popular la conducción local del Partido Solidario (PSOL). Este partido nació hace 16 años desde el movimiento cooperativista, pero viendo al cooperativismo “con un sentido de progreso de lo popular, de aportar a la unidad de las mayorías de la Argentina, con vistas a que haya una mejor redistribución del ingreso, una democracia más sustantiva y autentica, es decir, que las grandes mayorías puedan vivir mejor”. Así lo describió el secretario general a nivel nacional Juan Carlos Junio.
Junio encabezó esta presentación junto a quienes serán las autoridades del PSOL en Chaco: el presidente Ernesto Núñez y la vicepresidenta Tania Zampayo.
En un diálogo extenso y previo a la presentación con elDIARIO de la Región, Juan Carlos Junio expresó que la participación del movimiento cooperativo en la política era inevitable, además de lo social de lo cultural, ya que solo los lugares donde se pueden llevar a cabo “iniciativas para mejorar la vida del pueblo. Desde esa percepción es que decidimos formar un partido”, indicó.
PSOL tiene presencia ya en 20 provincias, en diez aun como núcleo militante y, a partir de hoy, en Chaco ya con personería jurídica.
“Formarnos parte del Frente de Todos y del destino del mismo”, aseguró Junio y agregó “estamos viviendo momentos difíciles, tenemos que defender la unidad del Frente. Los frentes amplios y populares se constituyen en función de ideales comunes y para derrotar a las minorías de derecha”. “Aunque tiene un tronco en el peronismo, también se nutre de otras fuerzas políticas”, explicó.
Relató que, si bien se atravesó todas las consecuencias del macrismo y la pandemia, del salario que perdió 19 puntos con el macrismo, “eso hace falta corregirlo, es difícil, pero es lo que tenemos que hacer. Pasa gran parte de la vida por allí”, manifestó.
RAÍCES
Junio señaló que decidieron, como movimiento, tener relevancia en “el sector medio de la sociedad, venimos de allí, aunque trabajamos en los sectores humildes y populares”. Quisieron ser una referencia de pequeños industriales, comerciantes, profesionales, estudiantes, docentes, trabajadores de la cultura, “y desde ahí hacer un aporte político de esos sectores que son tan trascedentes”.
La Argentina tiene un movimiento cooperativo que “hunde sus raíces hace siglo y medio, con amplia tradición y está demostrado que es una de las alternativas de asociación de gestión que, unida a una fuerte presencia de Estado y el sector privado, el cooperativismo debería integrarse y ser un afluente importante”. “Está demostrado que se puede gestionar la cosa pública, las necesidades de cientos de miles de personas con un ideario democrático y que no sea el lucro”.
“No dejamos nunca de desplegar la acción militante en todas partes, tenemos una concepción de un partido que tiene que ser militante, más allá de que creemos en lo comunicacional –aunque eso existió siempre-, nos parece que la unidad no es solamente la unidad de los dirigentes nacionales y provinciales, la unidad también se debe construir pueblo por pueblo, facultad por facultad. En Argentina hay un movimiento feminista que es un fuerte componente”.
En ello Junio, y también Núñez y su par en la presentación, fueron contundente, PSOL es “partido progresista, transformador y feminista”. “Incorporamos esa categoría tan trascedente siempre y más ahora”.
VISTA AL AÑO
ELECTORAL
Sobre lo que se espera el año próximo, indicó: “entramos a un año definitorio, tenemos que enfrentar un poder enorme que se resiste a las trasformaciones que intenta que llevar a cabo el Gobierno”.
“Tenemos que sostener el Frente de Todos, las tensiones no nos preocupan tanto, son inevitables en los grandes frentes. El asunto es que se puedan encauzar, que se puedan ir llegando a acuerdos; que haya madurez en la convivencia, hay que convivir con esas situaciones”.
“Lo que importa es seguir ofreciendo al pueblo argentino una propuesta que sea superadora a la del macrismo, a la de Larreta, a la de Bulrich, a la derecha. En definitiva, son sectores conservadores, con un discurso pseudomoderno y con un gran poder en los medios de comunicación. “Quieren conservar los privilegios de las minorías”. Por eso, desde los sectores humildes y la clase media debemos aportar a la unidad para volver a triunfar”.
En el último momento de la entrevista, Junio explicó que en 2021 hubo una parte del voto de FDT que no fue a las urnas, por eso hay que “recupera el consenso y el entusiasmo en esa parte”. “Hay una vuelta de la presencia de Cristina (Fernández de Kirchner), que no es solo su presencia y lo que concita, sino que es en grandes actos populares, que el pueblo vuelva a ser protagonista de un gobierno popular, esa es nuestra ventaja frente a las desventajas de los poderes facticos, tenemos la ventaja del pueblo”, concluyó.
Hace 20 años, desafiando una de las crisis económicas más fuertes de la Argentina, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos siguió la impronta de Floreal Gorini (1922-2004), un activo militante del cooperativismo que fue gerente de ese instituto y más tarde integró su Consejo de Administración, y fundó un enorme edificio que desde entonces es la sede del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
Con tres salas teatrales, espacios de investigación en distintas disciplinas y una enorme biblioteca, confluyeron en él las artes, las ciencias y las letras. A dos décadas de la concreción de esa propuesta transformadora, el CCC sale a la calle para festejar.
Su director general, Juan Carlos Junio, hace un balance de los logros de un espacio que es un hito del cooperativismo argentino y convoca a la celebración.
-El CCC cumple 20 años, pero su gestación fue anterior y atravesó la crisis 2001. ¿Cómo nació el proyecto?
-El edificio se inauguró en noviembre de 2002. Pero el origen del proyecto nació de una idea de la que hoy diría que fue una idea temeraria. Era un proyecto original, muy complejo que estaba fundamentado en el pensamiento de Floreal Gorini de que tanto en la Argentina como en el resto del mundo el avance del modelo neoliberal de núcleos de derecha estaba fundamentado en una derrota de carácter cultural, en una derrota sobre valores culturales y que en la medida en que los pueblos fueran aceptando esos valores eso se expresaría en sus decisiones electorales y políticas. Por lo tanto, el movimiento cooperativo se propuso hacer un aporte para crear un centro cultural desde el que se pudiera hacer una contribución a una nueva cultura que confrontara con esos valores de época.
-El momento en que se concretóesa idea era económicamente muy difícil.
-Sí, pero entre la decisión y la construcción del edificio pasaron algunos años. La fundación del CCC tenía un doble propósito. Por un lado, que se incorporaran en distintas disciplinas de las artes, las letras y las ciencias sociales jóvenes investigadores de la universidad pública, tanto de la UBA como de las del Gran Buenos Aires. El objetivo era que a través de la investigación en nuestro centro cultural se formara una nueva camada de intelectuales y artistas que fueran interviniendo en la vida pública, es decir, en los medios de comunicación, en la función pública… Nuestro propósito era que, desde su ideología, esos jóvenes tuvieran una militancia social, sindical, política, que fueran intelectuales y artistas integrales con una visión político cultural de defensa de valores de progreso. Floreal decía que quería un centro cultural de izquierda, progresista, nacional. Nosotros aplicamos esa idea fundacional con la máxima amplitud para poder acoger las distintas vertientes de la cultura nacional y, al mismo tiempo, valorar la herencia cultural de la humanidad. Por eso yo decía el otro día en un programa de radio que nosotros tenemos un Shakespeare y un Roberto Arlt, un Dostoievski y un Armando Discépolo, una combinación de dos afluentes distintos de la cultura.
-¿Y cuál era el segundo de los dos propósitos que impulsaron la creación del CCC?
-Crear un polo de la cultura progresista en la calle Corrientes a partir de las tres salas de teatro del CCC y de la multiplicidad de iniciativas culturales. Creo que lo hemos logrado Tenemos teatro y economía; títeres, pedagogía y educación; varieté y política internacional, sociología, historia. Todas estas disciplinas se legitiman a través de la investigación y del propio arte. Con nuestras salas de teatro, con el teatro infantil logramos una gran concurrencia de público que viene a compartir programación de todo tipo.
-También tienen una biblioteca, ¿no es así?
-Sí, tenemos una biblioteca muy importante con 50.000 volúmenes. Cuando dije que era un proyecto original y complejo me refería a esta propuesta tan multifacética. Pasados 20 años, sentimos que el objetivo se ha cumplido y ahora tenemos los retos del presente y del futuro.
-Ustedes se autodefinieron siempre como un centro de las ciencias, las artes y las letras y lo sostuvieron a través de los años.
–Efectivamente y quizá por mi condición de historiador me remonto a los orígenes. Floreal decía que para llegar al ser humano hay que llegar al cerebro pero también al corazón. Las ciencias sociales llegan al cerebro y las artes, ya sea la danza, el tango, la música en general, la poesía, llegan más a lo emocional, al corazón. Combinando ambas cosas se puede hacer un aporte para crear conciencia en la sociedad, en el pueblo.
–El CCC va a festejar este sábado sus 20 años. Entiendo que van a salir a la calle como una forma de invitar a la participación. ¿En qué va a consistir el festejo?
-Efectivamente. Vamos a festejar puertas afuera al 1500 de Corrientes, donde está nuestro edificio. De esta forma también recogemos un simbolismo fundacional, porque cuando se levantó el centro cultural en este edificio se hizo un gran acto en la calle, en la Avenida Corrientes. De modo que vamos a retomar ese simbolismo, esa tradición este sábado 12 de noviembre, a las 16, y esperamos que haya una gran concurrencia de público. Y cuando digo público me refiero a dos grandes afluentes. En primer lugar, al movimiento cooperativo porque este es un centro cultural de Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. En segundo término, al mundo de la cultura que, a diferencia de hace 20 años ya transitó por nuestro centro cultural. Por eso estamos convocando a quienes se nutrieron de este centro y también hicieron su aporte a él, para que vengan a valorar y celebrar nuestro cumpleaños.
-Entiendo que van a participar también figuras de la política nacional e internacional.
-Sí. El viernes 11 y el sábado 12 por la mañana vamos a recibir una cantidad de ministros y ministras y viceministros y viceministras de Cultura de 11 países de nuestro Continente. Por supuesto, hemos convocado a nuestro ministro de Cultura, Tristán Bauer. El viernes y el sábado vamos a debatir sobre temas de la cultura de cada uno de nuestros países y del Continente en el marco de las grandes complejidades que hay en el mundo entero, especialmente en América Latina y el Caribe. Esas mismas autoridades van a participar el sábado a las 16 de nuestro evento público en la calle. Este es un complemento muy trascendente de nuestra celebración.
-¿Cómo será el evento público?
– Va a haber un núcleo de oradores que va a valorar y celebrar la acción del Centro. Yo participaré como como director general del Centro y van a estar seguramente Carlos Heller, Atilio Borón y el ministro de Cultura de la Nación. Finalmente habrá un número artístico. Va cantar Guillermo Fernández, muy amigo nuestro y después habrá un poco de candombe para cerrar con alegría. Frente a nuestro edificio vamos a poner un escenario y un grupo de sillas a modo de platea y también parte del público se desplazará hacia los costados para poder ver el escenario. Somos muy optimistas respecto de esta celebración porque sentimos que hemos logrado rodearnos de centenares de protagonistas de nuestra cultura. Sentimos que nuestro Centro es muy querido, que además de un ámbito fraternal, hemos logrado un ámbito fraternal.
El festejo por los 20 años del Centro Cultural de la Cooperación se realizará este sábado 12 de noviembre, a las 16, en lapuerta de la sede de la institución ubicada en Avda. Corrientes 1543.
Tal como lo informaraTiempo Argentino, el 30 de octubre el Centro Cultural de la Cooperación (CCC) reinauguró el Teatro del Pueblo que fundara Leónidas Barletta hace 91 años. Ese teatro emblemático, piedra angular de la actividad teatral independiente, fue rebautizado como Espacio Experimental Leónidas Barletta, lo que supone una innovación acorde con el espíritu inquieto de su creador siempre en busca de nuevos horizontes en el campo del arte.
En esta nota, Juan Carlos Junio, director general del CCC, habla sobre la historia de ese teatro, las causas por las que fue comprado por el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos a la muerte de Barletta y sobre los nuevos y renovadores proyectos que la institución que dirige tiene para este espacio de cuya programación se hará cargo a partir del mes de marzo.
–En el año 30 Leónidas Barletta inauguró el Teatro del Pueblo. Hace pocos días, el Centro Cultural de la Cooperación (CCC) lo reinauguró con mejoras edilicias y, a partir de marzo, se hará cargo de su programación. ¿Cuál es la importancia de este hecho en el panorama teatral argentino, ya que ese teatro fue la piedra fundamental del teatro independiente, un modalidad de hacer teatro que sigue viva hasta hoy.
-Siempre que se inaugura un teatro o, como en este caso, se reinaugura, es una gran noticia para el mundo de la cultura y muy particularmente para el mundo del teatro. Pero un teatro tan emblemático como este, símbolo del teatro independiente, y tan ligado a una figura extraordinaria como la de Barletta creo que genera un gran impacto porque tiene una significación simbólica muy grande. Lo demuestra la ceremonia de reinauguración que realizamos con la presencia del ministro de Cultura Tristán Bauer y de tanta gente del mundo del teatro. Nosotros intentamos que obtenga la experiencia positiva de nuestro Centro Cultural de la Cooperación en materia teatral, con todas las visiones que tenemos sobre ese tema, es decir que haya un grupo nacional de directores y elencos, pero que, a su vez, se imbrique con el concepto de herencia cultural de la humanidad, por lo que también nos dedicaremos a los clásicos universales. Nos importa presentar directores y obras importantes que incluyan, por ejemplo la titiritesca y otro tipo de manifestaciones.
-¿Cuál es el criterio que al CCC le interesa que predomine en cuanto a lo teatral?
-Nos interesa mucho todo lo previo al estreno y a la boletería, el trabajo experimental que quizá no sea tan novedoso, pero que está en los inicios en términos históricos de su desarrollo y de su despliegue. Queremos, sobre todo, darle una participación importante a la generación más joven que es la principal protagonista de este tránsito experimental. Por razones obvias nos interesa contactarnos con los jóvenes desde la dramaturgia a la actuación. El “mundo del teatro” es multifacético. Ese mundo trae aparejadas a la poesía, la música, la danza…
-¿Este nuevo espacio experimental va a estar solo referido al teatro o va a abarcar otro tipo de expresión artística no necesariamente referidas a él?
-Sí abarcará otras expresiones, pero no todas, sino algunas. Por ejemplo, la danza un área en la que ya tenemos una experiencia bastante importante. Estamos pensando también en la plástica y, algo en lo que tenemos mucha trayectoria que es lo vinculado al títere y al teatro infantil. Además, en el CCC tenemos otro afluente que son las ciencias sociales. Nuestra idea es incorporar en lo experimental ese acervo de nuestros investigadores de la historia, la economía, el género y el feminismo, de nuestros educadores. Nos interesa potenciar las áreas artísticas con las áreas de las ciencias sociales. Este es uno de nuestros desafíos: enriquecer la propuesta artística con la incorporación de nuevos elementos. Ese acervo de las ciencias sociales ya lo construimos en el CCC, no es que tenemos que salir a buscarlo. Por supuesto que se trata de una búsqueda, pero una búsqueda dentro de nuestro propio acervo. Estamos muy confiados en que esto lo vamos a ir construyendo con el paso del tiempo porque hay una gran veta para explotar.
-Según entiendo, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos compró el Teatro del Pueblo a la muerte de Barletta porque el teatro atravesaba en ese momento serios problemas económicos. A partir de ese momento –Barletta- murió en 1975- fue el grupo Somigliana el que se hizo cargo de la programación en primera instancia. ¿Qué es lo que cambió ahora para que se haga cargo el CCC?
-El Instituto Movilizador, es decir, el movimiento cooperativo de crédito compra la sala del Teatro del Pueblo para salvarla porque la situación era crítica y corría peligro de desaparecer. Por eso, nos solicitaron al movimiento cooperativo que salgamos al rescate de la sala y por eso la compramos, sin ninguna otra motivación. Nosotros siempre tuvimos y seguimos teniendo, como movimiento cooperativo, un vínculo con la cultura. Nuestras tasas bancarias son tasas cooperativas en situación de un servicio bancario, financiero, pero con un sentido cooperativo, con protagonismo de las comisiones de socios. Desde que se fundó el Instituto en el 1958 e incluso desde antes, ha habido un componente cultural en la vida de las cajas de crédito y de las sucursales del Banco Credicoop. Pero no teníamos un centro cultural propio, por lo tanto, lo que convino Floreal Gorini una vez que se compró el inmueble con la Fundación Somigliana (la SomiI) fue que ellos se hicieran cargo de la programación artística de la sala. Ese fue un convenio fructífero, positivo, por eso en la reinauguración lo valoré y lo agradecí, sobre todo en la figura de Tito Cossa que es el emblema de la Somi. Lo que cambió es que en 2002 se fundó el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. En sus comienzos fue ambicioso pero pequeño, pero pasaron los años y creció, se transformó en un polo cultural, en un polo teatral, reunió a una camada de artistas e intelectuales jóvenes que fueron madurando al calor del trabajo del Centro y pasamos a necesitar más espacio. Entonces lo hablamos con la Somi, les dimos a sus integrantes el tiempo necesario para que consiguieran otra sala y una vez que tuvieron su propia sala en el Abasto nos hicimos cargo de la sala para el despliegue de lo artístico en el sentido en que expliqué antes. Tuvimos la posibilidad económica de ponerla en valor, de embellecerla, de mejorarla respetando la arquitectura original y pensamos que va a ser un polo de teatro progresista, popular, con el sentido ideológico del movimiento cooperativo.
–Creo que fue Kartun quien dijo en el documental que se proyectó en la reinauguración que Barletta fue quien impulsó a Roberto Arlt a escribir teatro. ¿Qué puede decir usted, como persona dedicada a la Historia, sobre su figura?
-Que era un intelectual muy estudioso, con un sentido creativo y revolucionario, que valoraba lo clásico y el reto de lo nuevo. Tenía un carisma muy especial que hacía que fuera sumando gente muy valiosa como Arlt, como Tuñón. Era un hombre que irradiaba y, seguramente, la idea de un teatro popular como el que pensó y creó, de un teatro independiente, atraía. Por eso, desde su fundación se transformó en un polo del teatro progresista. Luego fue un polo de la plástica, de la poesía, es decir que desde el nacimiento trascendió el ámbito del teatro. Recuerdo aun con emoción el periódico fundado por Barletta que compraba mi padre,Propósitos. En la reinauguración Liliana Herrero habló del arte como algo explosivo, disruptivo y acordamos con eso. Creo que acertamos, además, al bautizar las sala con el nombre de Inda Ledesma y la galería de arte como Horacio González.
-¿Cuál es el plan para esa galería?
-Para nosotros la plástica forma parte de nuestras decisiones “liminares” –como se decía antes-. Pero aún estamos discutiendo la idea. Pienso que es importante que haya allí exposiciones de plástica, pero que no sea exclusivamente de plástica, sino que eventualmente se puedan hacer diversas cosas, aunque lo más probable es que predominen las exposiciones. Estamos viviendo una situación de optimismo y alegría en una situación muy difícil para el mundo y para nuestro país, por la pandemia, por la crisis económica, por la crisis ideológica. Atravesamos un momento de crecimiento de rasgos de fascismo, de oscurantismo, como sufrió Barletta y creo que la cultura progresista tiene el gran deber de enfrentar desde el arte y las ideas esas situaciones culturales e ideológicas. Por eso, ese sentimiento de alegría convive en nosotros con la sensación de que tenemos un reto y un deber que cumplir en el plano de la lucha y del debate ideológico, en la batalla por el valor de los símbolos y, valga la redundancia, del valor de los valores culturales.
Cuando abrió la puerta de su casa, un recuerdo me vino a la mente: el día que, 24 años antes, me encontré frente a su biblioteca con la boca abierta por el asombro que me generaba la colección de literatura, historia y política que pintaba las paredes. En ese entonces, nos reunimos en la casa con Mariano, su hijo mayor, para organizar el festival mundial de las juventudes y los estudiantes realizado en Cuba en 1997.
Junio, además de ser un militante de toda la vida, es historiador, director del Centro Cultural de la Cooperación, Secretario General del Partido Solidario, padre de Mariano y Carolina, abuelo de León y Xul. Un compañero que condensa la sensatez de sus palabras con la clara profundidad de su mirada. Galeano decía que estamos hechos de historias, y fueron ellas las que habitaron con una sonrisa el espacio de la entrevista.
—¿Qué lectura propones sobre el nuevo resultado electoral?
—Hay que registrar que en la segunda vuelta hubo un cambio, y que no se verificaron los pronósticos ni los planes de la derecha. Según las manifestaciones de muchos de sus principales dirigentes que tenían una perspectiva destituyente, planeaban pasar a la ofensiva sobre la base de una derrota contundente en el Frente de Todos para que el gobierno no se pueda sostener. Lo menciono porque tuvo un claro sentido antidemocrático y no fue una cosa socavada, sino explícita. Lo cierto es que la mejora sustancial en la Provincia de Buenos Aires y en algunas provincias más chicas cambió el escenario y generó, más que nada al interior del Frente de Todos, un clima que mantuvo y fortaleció la unidad. El propio evento de la noche del día de la elección tuvo un sentido positivo: yo estuve allí y había una situación interesante. Más que nada la ratificación de que se abre una nueva etapa con una perspectiva política y, fundamentalmente, con nuevos retos y desafíos.
No se puede dejar de registrar que en nuestra ciudad hubo un crecimiento de Milei -lo que yo suelo llamar un “aspirante a pasista”-, y que eso debe ser una preocupación importante, porque al fascismo hay que enfrentarlo y nunca subestimarlo. Además hay una voluntad de Juntos, según declaraciones de Macri y de Bullrich, de aliarse con esa extrema derecha.
—En el sentido de estos desafíos que nombrabas, ¿Cuáles serían las prioridades? ¿Dónde se deberían discutir las líneas políticas a desarrollar para los próximos dos años?
—Lo de las prioridades es importante. En política, en economía, en la vida, siempre hay que establecer prioridades. Sobre todo en esta situación social tan grave que nosotros tenemos como consecuencia del desastre del Macrismo y de la pandemia. El gobierno hizo un esfuerzo fenomenal durante la pandemia para aligerar esa situación (y creo que lo logró), pero ahora hay que enfrentar eso.
La prioridad en mi opinión es la deuda social, el 19,5% de pobres, los cuatro millones y medio de indigentes. Todo lo que se vaya articulando en materia de programas, planificación y medidas económicas tiene que dirigirse a enfrentar esa situación y mejorarla. Para eso, hace falta distribuir y crecer: no se trata de crecer y distribuir, sino de distribuir y crecer. Se trata de que los sueldos superen los precios y la inflación, que desde el Gobierno Nacional se siga potenciando la ayuda social a los sectores más necesitados (como lo fue el IFE, el aporte salarial), que el tema tarifario siga en un nivel muy bajo y que se siga trabajando sobre los precios. Para todo esto hay que estimular fuertemente la obra pública, que va a generar trabajo, ingresos para los trabajadores y más ingresos para las pymes. Creo que hay que seguir en el rumbo planteado pero con profundidad, más intensidad y más ritmo en el punto de vista de los tiempos.
—Si pensamos en la dificultad real de los precios ¿es posible construir un país más justo sin confrontar con los poderes fácticos?
— Si tengo que tomar una debilidad central, la tomaría en la ecuación precios y salarios. Creo que en el marco de un fenómeno multicausal aparece ahí un componente determinante para el descontento de una parte de la sociedad. La puja distributiva como un elemento constitutivo de la confrontación económica y política entre los sectores corporativos y los gobiernos democráticos y populares.
El gobierno promovió políticas para controlar y regular los precios, pero no obtuvo los resultados esperados. Los responsables de esos incrementos son las grandes corporaciones -de dos a seis empresas monopólicas- que en casi todas las ramas de la economía controlan el 70% u 80%. Por lo tanto, no hay duda de que se manejaron con abusos en función de dos cuestiones: por un lado, el “síndrome del escorpión» que, con o sin pandemia, está en su naturaleza y tiene como objetivo potenciar siempre su tasa de ganancia pase lo que pase. Por otro lado, no quieren permitir que el estado se introduzca en el control y la regulación de los precios que solo ellos quieren fijar, por eso se oponen a todo tipo de regulación, de control, a desnudar la cadena de valor…se oponen a todo eso doctrinariamente.
Los poderes fácticos empresariales siempre van a resistir, porque se juegan sus intereses económicos y su poder político. Lo que está en juego también es el poder popular frente a eso. Tiene que haber una combinación de fuerzas y voluntad política para ir adelante en el proyecto popular, un proyecto necesario y comprometido. Esa relación entre “no se puede hacer nada solo con voluntad política sin tener en cuenta la relación de fuerzas”, y “no se puede hacer nada sin una fuerte voluntad política apoyada en la energía popular», es el derrotero de un frente diverso que tenemos que abordar para avanzar en la distribución de la riqueza e incrementar el rol del Estado.
—El macrismo puso en agenda el FMI, ¿Qué opinión te merece el tema de la negociación de la deuda?
—Yo parto del compromiso de campaña que la ciudadanía votó en 2019, que consistía en que no se hagan concesiones que signifiquen ajustes. O sea que no vamos a aceptar condicionalidades del fondo, vamos a discutir la tasa de interés, vamos a discutir un plazo para que haya tiempo de que la actividad productiva, económica y social pueda recuperarse y sacar a la ciudadanía de esta situación heredada. Creo que la negociación está bien encausada porque estos preceptos fundamentales se estarían cumpliendo, lo cual sería un logro político muy importante, ya que no sé si hay antecedentes de que el fondo llegue a un acuerdo sin condicionalidades. Se lograría la extensión del plazo y no se pagarían las tasas punitorias que están establecidas en el contrato que firmó el macrismo por los 57 mil millones de dólares. Hay una cuestión democrática muy trascendente que es que lo va a tratar el parlamento producto de una Ley que este mismo gobierno empujó y promulgó, a diferencia de lo que hizo Macri que lo resolvió sin la intervención del parlamento. No hay posibilidades, como dice el Trotskismo, de no pagar, del default, eso no se compadece con lo que fue el plan de gobierno ni las condiciones actuales. Sería muy positivo si se logra refinanciar sin condicionalidades.
—Hay quienes dicen que nos estamos transformando en un izquierda conservadora equilibrando las diferencias internas y que la derecha está capitalizando las “nuevas rebeldías”, ¿Cómo lo ves?
—Primero, no creo en el concepto de “izquierda conservadora», porque la izquierda es transformadora o revolucionaria, es cambio, es lo contrario a las aguas estancadas. Eso es el conservadurismo, que nada cambie, que todo se conserve. Ahí hay un contrasentido en el planteo.
No es la primera vez que hay emergencia de núcleos fascistas de ultraderecha, ni en Argentina, ni en el mundo. Los inventores de los males, que es el proyecto político neoliberal, tienen la peculiaridad de echarle la culpa de lo que ellos mismos generan a la política y a los políticos. Sobre esa base de vaciamiento ideológico y cultural en la sociedad medran inventando estos proyectos proto fascistas que interpelan por este vaciamiento ideológico donde penetran las ideas desesperadas, y porque hay cierta desesperación económica que lleva a sectores humildes y medios a prender en esos discursos. Estos son, insisto, muy pero muy peligrosos. Por lo tanto, nosotros tenemos que atenderlos.
En cuanto a la palabra “rebeldía”… La rebeldía está en la naturaleza de los proyectos, no solo de izquierda, sino también en los nacionales y populares como es el Peronismo. Así que tenemos que ser nosotros los que encarnemos esa rebeldía, si está “mellado el filo de la daga” es un asunto del que habrá que hacerse cargo.
Estamos comprometidos con que el gobierno siga adelante y convoque al pueblo más de lo que lo hizo hasta ahora, cosa que fue muy difícil por la pandemia, porque en defensa de la vida nos atamos la mano para convocar al pueblo en la participación política en el club del barrio, en la universidad, en la escuela, porque era peligroso -y todavía en parte lo es-. Yo diría, pensando en el presente y en el futuro, que estamos saliendo de esta crisis, porque creo que el gobierno reencauza su accionar. Ahora bien, hacen falta dos cuestiones centrales: que se adopten medidas de beneficio a los sectores populares enfrentando a los sectores monopólicos, mediáticos y corporativos y, a su vez, que crezca fuertemente el protagonismo popular. Para eso hace falta que el gobierno convoque y que las fuerzas políticas, sociales y culturales asumamos la responsabilidad que nos cabe en poner a nuestra militancia y toda nuestra influencia a disposición.
—Hay alternativas al capitalismo, ¿cuál es la relación entre las posibles y las factibles? ¿Existe la posibilidad de pensar otra sociedad?
—Nosotros estamos en una fase histórica, en la que cada una de las tradiciones políticas sostiene sus ideales, su norte y su sueño. No es que los paradigmas sean inmutables, en todo caso sostienen la esencia, su norte, pero constantemente deben ser revisados. Yo creo que perfectamente hay posibilidad de transformación y cambios, la experiencia de América Latina demuestra que es posible avanzar en ese sentido, es imprescindible para poder ir a una sociedad más distributiva y más justa, no sólo en términos culturales, sino también en términos educativos, de distribución de la energía, de los derechos, de la defensa de la naturaleza, de salud, de desarrollo científico. Todo eso tiene que ver con avanzar en un sentido de progreso, si eso es reformista o revolucionario la vida dirá, pero creo que se trata de avanzar en esa búsqueda, de acumular fuerzas, y para garantizarla es imprescindible defender todo lo que se pueda la unidad más amplia, lo cual es dificilísimo. Sobre esa base creo que se puede avanzar, pero no podemos perder de vista lo internacional: si en Brasil triunfa Lula el año que viene, si aquí nos sostenemos con el proyecto, si en Chile y Colombia damos vuelta la situación, si se sostiene Cuba… o si todo eso no ocurre. Hay una relación en el desarrollo internacional, más que nada en nuestro continente, pero también en el mundo entero. Así que francamente mi respuesta no va solo sobre mi optimismo histórico, sino en que creo que en el marco de una disputa está la posibilidad de desplegar un proyecto progresista de transformación.
La ciudad como escenario
—Heller fue reelecto como diputado: ¿Cómo ves el escenario en la cámara de diputados? ¿Qué desafíos tiene?
—El papel de Heller fue muy trascendente y ahora va a serlo igual o más, porque la comisión de presupuesto y hacienda es la más importante, y jugó un papel en empujar proyectos de sentido redistributivos, solidarios, como el Impuesto Extraordinario de Solidaridad. Yo creo que marca un hito histórico, porque muestra la perspectiva política hacia dónde tiene que apuntar las políticas tributarias, que es hacia los sectores con grandes ganancias, que en la Argentina hay muchísimos. Desde ese punto de vista, creo que se debe hacer mucho en materia tributaria para enfrentar esta crisis social. En este sentido, la tarea de Heller es crucial junto con toda la cámara y los bloques independientes con los cuales seguramente haya que negociar. En esa dirección y con una gran voluntad política es que creo que hay que avanzar.
Nosotros estamos convencidos de que este es un país que, con un gobierno que vaya fuertemente sobre el rumbo planteado en los próximos dos años, con su modelo de redistribución democrática y popular, seguramente va a tener una gran mejoría en la vida de la sociedad y del pueblo. Desde ese punto de vista somos optimistas con respecto al 2023 que es lo que hace falta para poder tener un periodo más largo para reconstituir este país.
—¿Crees que CABA es un distrito de derecha o que en realidad no sabemos interpretar el ecosistema que constituye al electorado?
—Creo que la derecha instaló con el 50% su paradigma a una parte importante de la ciudad, en el que hay un núcleo duro y una parte que no es de derecha pero que lo vota. No todo es de derecha, pero vota a la derecha. De cualquier manera, como en toda gran urbe, en el marco de todos estos grandes cambios culturales, donde hay que interpretar los fenómenos juveniles de las nuevas generaciones, allí efectivamente creo que tenemos un reto para diagnosticar e interpretar mejor cómo poder llegar con nuestras ideas de progreso para la ciudad. Una cuestión -a mi juicio- importante, tiene que ver con todo lo relacionado a lo ecológico, porque eso le importa a los sectores populares y los sectores medios de los distintos estratos. Está claro que el gobierno de Larreta privilegia la cementación, que significa menos aire, menos luz, menos sol y menos verde. Estos 16 proyectos que Horacio Rodríguez Larreta envió a la Legislatura, implican que unos 15 barrios porteños estén llenos de grandes edificios.
La ciudad tiene un 23% de pobres y un 7% de clase media baja que cae, aunque sigue teniendo la aspiración de ser clase media. Eso indicaría que hay un 30% en el que nosotros tenemos que crecer aún más como fuerza popular. Además, tenemos cuestiones relacionadas con la vivienda que significa otro reto para crear propuestas…pero creo que nosotros podemos avanzar social y electoralmente en la ciudad.
—¿Cuáles son los desafíos “culturales” que estas tendencias plantean al campo progresista?
—Debemos tener una visión más democrática de la Ciudad, de un lugar más convivencial, menos elitista, que no expulse a lo popular. Tenemos comunas de 200, 250 mil habitantes que no tienen representación en CABA como sí lo tienen en el Gran Buenos Aires. Para democratizar la sociedad, es imprescindible que haya más participación social, y eso tiene que pasar por los municipios: acercar el pueblo a la gestión y la gestión al pueblo. Ahí creo que hay que ir a una reforma política. En la cultura hay que pensar mucho más hacia las comunas. Todo tiene que tener una visión más democrática y popular, y no del gran espectáculo que es lo que viene haciendo la derecha en la Ciudad.
—El centro cultural está por cumplir 20 años, ¿Cuáles son los nuevos desafíos? ¿Tienen asignaturas pendientes?
—No sé si asignatura, pero siempre hay un reto pendiente. El paradigma fundacional de “Floreal Gorini” tenía dos ejes: Por un lado, ser un polo de la cultura de izquierda y progresista en esta Ciudad, algo que creo que estamos logrando. Se está transformando en un polo de la cultura en un sentido muy multifacético, porque el centro cultural tiene muchísimas disciplinas: danza, teatro, cine, economía, política, sociología, educación, género. En todos los planos es un polo. Y la otra cuestión es lo que él llamaba “la creación de una camada de intelectuales progresistas y de izquierda”, que puedan hacer aportes para disputar la batalla cultural. Y nosotros ya tenemos una camada de jóvenes que comenzaron por allí en la fundación del centro cultural y otros que se fueron incorporando y que hoy son voces culturales e intelectuales que habitan los medios de comunicación y la gestión pública. En ese sentido podemos decir que “lo hicimos”. El reto hacia el futuro es seguir elevando la vara de esta huella fundacional. Tenemos que jugar un papel más fuerte aún en la disputa cultural ideológica, influir más porque tenemos las reservas en materia humana para hacerlo.
Hemos acumulado la capacidad de desplegar acciones simbólicas mucho más grandes. Somos conscientes de que, cumplidos 20 años, tenemos el desafío de desplegar toda nuestra creatividad para ir articulando iniciativas que nos permitan jugar un papel más importante en la nacionalización del Centro Cultural, que es una de las asignaturas pendientes.
Picada
-¿Un libro? Por ejemplo, el mío es “La consagración de la primavera” de Carpentier.
– Ese podría ser, porque a mi me genero un impacto enorme y lo recomendado a todo el mundo, lo volví a leer. Es un libro maravilloso de un escritor extraordinario que no es, paradójicamente, el más amado de Cuba, porque es un poco barroco, un poco complejo. Uno podría ser “Rayuela”, después Hemingway para mí fue extraordinario, para mi fue un escritor literario absolutamente extraordinario. Otro libro que mi influyo muchísimo es “Humillados y ofendidos” de Dostoievski.
-¿Escuchas música?
-Más que nada tango.
-¿Cd, vinilo, o Spotify?
-Escucho mucha radio, vinilo no… eso no llegue. Mas que nada radio.
-¿Te gusta el asado?
-Es uno de mis grandes preferidos, un asado y un vino bueno
-¿Tira de asado o vacío?
-Tira.
-¿Te gusta el cine?
-Me encanta y cada vez me gusta más el teatro, pero mi preferido siempre fue el cine.
-¿La televisión la miras? ¿Serie o película?
-Si, más que nada lo político. Película, si tengo que elegir una “Los compañeros” o “La dolce vita”, el cine italiano, el realismo italiano. Lo máximo para mi es Sophia Loren.