CABA: El Primo y Larreta, el mismo modelo de Mauricio

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larretaprimoAtravesamos días decisivos para las definiciones de alianzas y pre candidaturas electorales. Los nombres de quienes representen a cada partido son trascendentes, sin embargo, es imprescindible elaborar y presentar un programa que se constituya en proyecto y en meta de las fuerzas que lo integran. Ese compromiso con el pueblo es el camino para la superación de la vida política, mejorando y afirmando nuestra democracia. En el caso del Frente de Todos, la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, planteó los ejes centrales en su reciente discurso ante el pueblo en la Plaza de Mayo. La discusión electoral planteará la disyuntiva entre dos modelos de país muy diferentes, que conlleva una discusión de fondo: quién conducirá el proceso social y productivo: el Estado asignando recursos y distribuyendo el ingreso, o el mercado, más concentrado que nunca, que el PRO promete acentuar en beneficio de un puñado de grupos económicos, dejando al borde del camino a millones de compatriotas que conforman hoy los sectores medios y populares.

Si bien la atención electoral y el debate público rondarán en torno a lo nacional, los y las 3.120.000 ciudadanos que constituyen el pueblo porteño, están compelidos al reto de cambiar el actual modelo instalado en nuestra Ciudad, proponiendo un programa que contenga principios y valores contrapuestos a los que orientan el proyecto del PRO, que gobierna desde hace más de 16 años. Una aclaración pertinente sobre la idea del modelo: así como no resulta relevante a nivel nacional que Juntos por el Cambio proponga a Bullrich, Larreta o Morales; en el ámbito porteño tampoco hay distingos importantes entre Jorge, primo del hijo del Macri fundador, quien pretende ser Jefe de Gobierno, o los radicales de Martín Losteau, quien ostentó durante el gobierno de M. Macri el importantísimo cargo de embajador en Estados Unidos, y acompañó el viraje conservador de su partido, allanándose al rol de cabeza de ratón de la derecha. No importa cuánto peleen, participan del mismo proyecto que nos está llevando velozmente a una ciudad cada vez más difícil de habitar, con graves problemas medioambientales y grandes desigualdades sociales.

En 16 años de aplicación ininterrumpida de neoliberalismo, en la CABA la contaminación no paró de crecer, redujo considerablemente sus espacios verdes, se agudizaron los problemas de acceso a la vivienda, el gobierno impulsa que la salud y la educación públicas se eliticen en términos de clase social como consecuencia del sistemático recorte presupuestario, y de un discurso que machaca contra la docencia, las agrupaciones gremiales y la comunidad educativa. Un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) confirma un planteo que desde la oposición política de la CABA se viene señalando: la salud y la longevidad de los y las porteñas está más influenciada por su radicación geográfica (en una clara línea divisoria norte – sur), por su posición socio económica y sus condiciones habitacionales; que por factores genéticos o condiciones clínicas. Es decir, que el entorno urbano determina la expectativa de vida. ¿Se explicará este fenómeno por una Buenos Aires que tiene muy mal distribuidos los pocos espacios verdes que le quedan, luego de vender o concesionar más de 500 hectáreas al sector privado? ¿Será por la falta de insumos y de personal en los hospitales públicos? En cuanto a la contaminación ¿se relacionará con el atraso en la extensión de subtes, la falta de inversión e innovación en el transporte público utilizando energías contaminantes o con la descontrolada edificación, cementización y deforestación de la arboleda de la ciudad?

Estas notorias debilidades en nuestra calidad de vida son consecuencia de un modelo que hace del estado un mero instrumento para el avance del mercado, en el que los derechos ciudadanos no son más que una cuestión irrelevante que se utiliza para la propaganda. Hay un ejemplo palpable que pinta las gestiones del PRO: las viandas escolares. En las escuelas públicas porteñas existe un servicio de alimentación que brindan 19 empresas, cuestionadas por casos de intoxicaciones por el mal estado de los alimentos que entregan a nuestros pibes y pibas, y por la insuficiencia de las raciones, que además son de baja calidad nutricional.

Se trata de empresas que reciben grandes cantidades de dinero del erario público mientras el gobierno reduce la cantidad de becas alimenticias aplicando una metodología subrepticia burocratizadora para obstaculizar el acceso a las mismas. Es decir que sin hacerse cargo de la alimentación de la totalidad del alumnado, estas empresas incumplen con el servicio para potenciar su rentabilidad. ¡Más ganancia, menos comida de calidad para los niños/as! El modelo macrista no ve necesidades ni derechos, sino negocios para el capital privado. Está en su naturaleza por su ideología, propia de los intereses económicos que representa.

La contracara a este pésimo servicio de viandas es justamente la que emerge de la organización de la comunidad educativa que muestra cómo con mayor participación y compromiso, se puede ser eficiente para resolver cuestiones que nos atañen como ciudadanos/as. En solo cuatro escuelas porteñas las cooperadoras escolares se encargan de la comida que reciben los estudiantes, superando ampliamente en calidad nutricional al servicio que el estado macrista terceriza en privados. Una de esas cooperadoras, la de la escuela Álvarez Thomas, fue sancionada e intervenida por el ejecutivo porteño.

El gobierno de la derecha no solucionará ninguna problemática de los y las porteñas, por el simple hecho de que su modelo no prioriza al conjunto social, conteniendo solidariamente sus diversidades. Si este proyecto conservador se aplicara en jurisdicciones más grandes con menos recursos o en la nación, las consecuencias generarían un gran deterioro en la vida del pueblo y la propia soberanía. Queda claro que el problema no son las personas, es el modelo de las derechas y ultraderechas que se presentan como “modernas”.

Nota publicada en Página/12 el 15/06/2023

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Un inicio racista del primo Macri

Página/12 | Opinión

humedalesUna vez más nuestra plaza histórica fue escenario de un notable acontecimiento político: celebramos el aniversario de la Revolución que nos liberó del colonialismo, luego de 300 años de dependencia de la monarquía absolutista. Conmemoramos los 20 años del advenimiento a la presidencia de Néstor Kirchner, que daría nacimiento al kirchnerismo como fenómeno político, social y cultural. Estos grandes simbolismos se amalgamaron con otro elemento determinante de la lucha política: la multitudinaria presencia del pueblo, cantando bajo la lluvia, y compartiendo con Cristina Fernández de Kirchner, su líder, la emoción y la expectativa del encuentro.

Luego de este suceso que será un punto de inflexión de los tiempos por venir, el flamante candidato del PRO, elegido por un extraño e insondable “democrático sistema de encuestas”, inició su campaña repudiando a la gente que vive en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires, incluyendo a familias con sus hijos. Todo indica que alguna encuesta le indicó que ese dramático problema social le resulta molesto a una parte del electorado porteño. El píccolo primo de la famiglia tandilense Jorge Macri no trepidó en subirse a la ola mediática de rechazo clasista: “Hoy los cajeros automáticos se han transformado en monoambientes de algunos. Se apropian de sectores de la Ciudad”. No sólo oculta los ataques y violencias del Macri verdadero a las personas en situación de calle de su tristemente célebre UCEP, inventada por el actual prófugo Pepin Rodríguez Simón, sino también la política de desfinanciamiento para ayudar y contener a dicha población o el subregistro estadístico con el fin de relativizar su presencia ante los vecinos. Para completarla, sostuvo que hay 3 mil personas en esa situación, lo cual es una vulgar mentira, ya que el censo popular realizado a pie durante varios días estableció que son 9 mil. Redondeando su patético relato racista pontificó: “Un tercio de ellos tienen problemas de adicciones y salud mental”.

El píccolo primo Jorge comenzó su campaña con un discurso continuador de sus antecesores de derecha: en vez de propender a que en la sociedad porteña crezca una conducta integradora y solidaria entre sus diversidades sociales y culturales, apuesta a incentivar el rechazo de unos hacia otros, retomando la vieja idea de las dictaduras de expulsar a los “indeseables” de las distintas minorías. El mismo oportunismo de todas las épocas que subestima el sentido democrático y humanista de la mayoría del pueblo porteño. Lo nuestro siempre se sustenta en su contrario: convocar a una vida social que favorezca y construya lazos solidarios frente a las desigualdades, las carencias y el dolor de la gente con quienes compartimos la vida cotidiana en las escuelas, en los centros de trabajo, en los barrios de la Ciudad. Ese camino nos orienta hacia una convivencia más fraternal. Esta línea de conducta señala un norte hacia donde caminar, no es una cuestión utópica ni retórica, por el contrario se trata de una concepción política que tiene todas las posibilidades de materializarse en los planes de un gobierno auténticamente democrático.

Los principales responsables de gestionar la Ciudad están abocados a la campaña electoral, de allí que crecen los reclamos de sectores muy diversos ante la pasividad del gobierno. Uno de los más trascendentes, por su carácter estructural y permanente, es el de vecinos de muchos barrios, quienes rechazan el avance de los negociantes de la construcción, generadores de la destrucción del diseño arquitectónico barrial, con su consecuente daño ecológico. En los últimos días, el vecindario de Chacharita, se sumó a los reclamos de otras barriadas, como Villa Ortúzar, Caballito, Palermo, Belgrano, Villa del Parque, Núñez y Parque Patricios. Todos se oponen al código urbanístico aprobado bajo la inspiración del PRO en el 2018, que entre otros tópicos, autorizó elevar las alturas en distintos lugares de la Ciudad, a partir de lo cual se potenció el negocio de los capitalistas inmobiliarios. Así es que se multiplicaron los grandes edificios para los cuales necesitan “tierra”, o sea, demoler las casas, pagando precios desorbitantes por ellas. Como relata el periodista Santiago Brunetto de este diario, los vecinos de Chacarita sumados a las protestas se tomaron el trabajo de construir un mapa de las obras, los terrenos baldíos, las casas en venta y las demolidas. Del mismo surge el cambio drástico de la arquitectura, con el consecuente daño a la calidad de vida de los vecinos: menos verde, menos luz y sol, más calor y más polución. En Chacarita, al igual que en otras zonas de la Ciudad, se acentúa el peligro de que la infraestructura que sostiene los servicios públicos vitales, sea superada por el desenfreno de la construcción de edificios que inevitablemente genera un abrupto crecimiento poblacional. Con el mismo propósito, núcleos ambientalistas, en este caso unidos a profesores y estudiantes, realizaron un acto de protesta en la reserva ecológica de Ciudad Universitaria en Costanera Norte, denunciando ante la opinión pública porteña que el gobierno se propone levantar otros tres edificios en el área protegida. Serían emprendimientos comerciales, lo cual, en opinión de los asambleístas serán dañosos, en una zona de alta biodiversidad. El proyecto reviste tal gravedad, que el consejo directivo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) se pronunció expresando su preocupación por el proyecto en ciernes.

Un elemento valioso en términos sociales y políticos de estos crecientes movimientos vecinales es la recuperación del protagonismo de la sociedad porteña en defensa de su calidad de vida, de su barrio y de su ciudad. La forma asamblearia que se fue instituyendo posibilita un sentimiento de participación auténtica, de carácter colectivo, superador de las identidades culturales y partidarias. Hasta el presente, han logrado triunfar los vecinos de Belgrano y Núñez, sin embargo se multiplican los nucleamientos en otros barrios confiando en que con su cooperación y militancia lograrán cambiar el actual sentido de las políticas que los perjudican, confiando en que su lucha logrará resultados en un sentido positivo para la comunidad.

Nota publicada en Página/12 el 07/06/2023

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Educación CABA: “Por los frutos lo conoceréis”

Página/12 | Opinión

(…guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Mateo 7:7,16).

los-frutosLa columna “La derecha contra la educación pública” publicada la semana pasada fue dedicada a la educación en la CABA. Posteriormente, se dio a conocer un informe muy importante sobre el tema, elaborado por el Observatorio Argentinos por la Educación. Del mismo surgen elementos clarificadores sobre esta temática tan transcendente para nuestra ciudad, y particularmente para la comunidad educativa, ya que algunos datos que aporta confirman críticas que vienen realizando los legisladores del FdT, sindicatos y diversos estudiosos. De la investigación, que relevó los datos del 2004 al 2021, surge que 12 de las 24 jurisdicciones disminuyeron su participación en los presupuestos educativos. El informe determina que la CABA es el distrito que menos invirtió en educación en los últimos 17 años, en los cuales la asignación de recursos se redujo casi en un 9%. Por esta política de los jefes de Gobierno M Macri y R Larreta la asignación presupuestaria actualmente es solo del 17%, logrando el patético récord de ser la jurisdicción que menos asigna a este rubro. Nuestra ciudad es acompañada en el último puesto por la provincia de Mendoza. Resulta imposible soslayar que ambas son gobernadas por el PRO y que administran distritos ricos con grandes presupuestos. En el otro polo, Salta y Neuquén son las provincias que más crecieron en esta temática: 8,1% y 6,6% respectivamente. Otro elemento fundamental que complementa el diagnóstico es que las dos provincias que sustentan la mayor proporción de su presupuesto educativo fueron la de Bs As con el 30,8% y Salta con el 28,8%.

El relevamiento pone en evidencia una marca negativa que expresa crudamente la ideología del PRO sobre la educación pública: nuestra ciudad no solo es la peor comparada con las otras, la inversión en educación es la más baja de su propia historia. Un oprobio que se intenta velar tras las brumas fabricadas por el marketing y los exabruptos reaccionarios de la Ministra Acuña contra la docencia, las agrupaciones sindicales y frente a las luchas reivindicativas de estudiantes y sus familias.

La ministra preferida del Jefe de Gobierno se propuso ser su sucesora sobre la base de desplegar una verdadera cruzada contra la educación pública, aunque siempre repitiendo la muletilla larretista de que la educación es prioridad de JxC. La parafernalia propagandística de ultra derecha no logró superar el cero coma % en las encuestas. Todo indica que la agresión a la cultura de la escuela y la universidad pública, choca contra una sólida valoración de la comunidad educativa y la mayoría del pueblo porteño que se nutrió de ella, y la siente como propia. La copiosa y ya aburrida propaganda de “la modernidad”, no logra ocultar las consecuencias reales de las políticas aplicadas: no solo decenas de miles de niñas/os quedan todos los años sin escolaridad, sino también sus prejuicios ideológicos clasistas contra la niñez proveniente de barrios pobres, la descalificación del lenguaje inclusivo, el desprecio a la docencia que “elijen la carrera como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras”, inclusive se sostuvieron políticas de vaciamiento de los institutos de formación docente, llegando al extremo de ajustar el presupuesto en las escuelas para estudiantes con discapacidad. El naufragio de las políticas educativas del PRO son tan patentes que su propio socio Martín Lousteau salió a criticarlas agriamente en el marco de la interna de JxC. Sus dichos son contundentes: “con qué cara podemos mirar a los padres si sus hijos no pueden conseguir una vacante”. La crítica del precandidato es tan tardía que resulta increíble y a todas luces oportunista. Queda claro que en estas controversias intestinas entre familiares, las convicciones no existen. El trabajo del observatorio señala la necesidad de profundizar los análisis sobre el financiamiento a cargo de las provincias, quienes deben afrontar con sus recursos el cumplimiento del umbral fijado por la ley de educación nacional. Esta norma de enorme trascendencia establece en su artículo 9 que la inversión en materia educativa no puede ser inferior al 6% del PBI y que “la educación y el conocimiento son un bien público y un derecho personal y social garantizado por el Estado”. En relación al tema que nos ocupa, la ley señala que “el Estado y las provincias tienen la responsabilidad indelegable de proporcionar una educación integral y permanente de calidad para todos y todas los habitantes de la nación, garantizando igualdad, gratuidad y equidad”. Esta ley forma parte de un cuerpo de reformas legislativas impulsadas por el ministro Daniel Filmus durante la presidencia de Néstor Kirchner, que resulta imprescindible incluirlas en este análisis: ley que fija 180 días de clase y garantías del salario docente, fondo nacional de incentivo docente, ley de educación técnica estableciendo un marco regulatorio, ley de protección integral de derechos de niños/as, y adolescentes que los reconoce como sujetos en ejercicio de la ciudanía, ley de financiamiento educativo y ley nacional de educación sexual integral. Presentados en forma conjunta, se aprecia claramente su trascendencia histórica, su sentido democrático y de verdadera modernidad en función de los cambios de épocas sociales y culturales.

En la semana se presentó también otro importante informe acerca de la problemática de acceso a la vivienda sobre la base de los datos del censo 2022. Del mismo surge que la tendencia a la reducción de propietarios se acentúa en todo el país, alcanzando una caída del 7% en 12 años. Resulta muy impactante el registro de que la CABA es la jurisdicción con el peor resultado en el rubro. La caída de propietarios de viviendas en nuestra ciudad es mayor del 10% entre los dos últimos relevamientos territoriales. En las 15 comunas el saldo fue negativo. La conclusión principal es que asistimos a un repliegue de las clases medias que no pueden resistir las actuales políticas del PRO en la materia. Dos prioridades de JxC contrariadas por la realidad.

Nota publicada en Página/12 el 31/05/2023

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CABA: La derecha contra la educación pública

Página/12 | Opinión

docentesLa docencia de nuestra ciudad realizó una nueva jornada de paro y movilización reclamando sobre tres temas urgentes: aumento salarial, recuperación y mejoras de la infraestructura escolar (a causa del deteriorado estado de las escuelas públicas) y contra la instalación de cámaras de seguridad, ya que no sólo vulneran el derecho a la intimidad de alumnos y docentes, sino que se evidencia que detrás de las cámaras anida un negocio para las empresas proveedoras.

La reacción del gobierno porteño fue la de siempre: negar el reclamo, estigmatizar al gremio docente y como castigo descontar el día de huelga para generar miedo y pérdida de ingresos. Una vez más la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, agrede y descalifica a maestras y profesores: “Están en contra de la educación, sólo hacen militancia ideológica y usan a la escuela como campo de batalla partidaria”. La funcionaria se muestra consecuente con sus posturas ideológicas contra todo lo que representa la educación pública, las organizaciones sindicales y formula un clasismo antipopular propio de pensamientos oligárquicos. En términos históricos se coloca más atrás de las elites gobernantes del liberalismo fundador de la ley 1420 y la escuela laica y gratuita de fines del siglo XIX. Sostuvo su prédica acusatoria: “Con el paro ejercen presión y generan malestar”. Redoblando sus agravios contra la docencia pontificó: “Son los que generan la catástrofe educativa que tenemos hoy en Argentina, porque son los que a nivel nacional representan Ctera y Baradel”. La señora se puso el traje de cruzada del macri-larretismo en pos de una reforma radical del sistema educativo, para la cual se propone demoler desde sus cimientos lo pensando y construido desde los inicios del sarmientismo, el reformismo de 1918, el peronismo con su gratuidad universitaria y la fase democrática y científica de los años 60.

La estrategia narrativa de JxC para abordar el conflicto social, incluyendo el educativo, se repite invariablemente. Esa táctica propagandística no es nueva, las derechas inventan chivos expiatorios extremando y polarizando a la opinión pública para justificar sus políticas y las consecuencias de las mismas. El recorte sistemático del presupuesto educativo durante 16 años, y la política salarial antidocencia, es la verdadera causa del actual conflicto y del deterioro del sistema educativo, que a la sazón se sostiene por el indestructible aporte de maestros, profesoras y familias, todo lo cual expresa la existencia de una gran reserva democrática en el pueblo porteño, que valora y defiende la educación pública.

El acuñamiento de frases de la ministra Acuña, quien espera queden en la historia, o en algún frontispicio, pasan al olvido instantáneamente. Entre ellas, una de reciente creación: “militancia ideológica”. Si no se militan ideas, ¿qué se milita? ¿Existe la condición militante desprovista de un ideario? Se pueden elaborar estos primitivismos porque el macrismo, asociado a los medios hegemónicos de comunicación, asigna cargas peyorativas a palabras como “ideología, sindicato, paro, militante y política”. Para rematar, dijo que “el paro mete presión”. ¿Para qué se hace un paro si no para tensionar y llamar la atención de la sociedad en función de un reclamo? El gobierno porteño rechaza las demandas y los culpabiliza. Serían los docentes los responsables del oprobio de que queden decenas de miles de niños sin escolaridad todos los años, de la presencia crónica de ratas y alacranes en las aulas, que se caigan los techos de las escuelas o que no haya calefacción y ventilación.

La ministra apunta al “malestar que genera el paro”. Si bien las familias sufren una complicación si un día no pueden enviar a sus hijos a la escuela, el malestar es el síntoma. La verdadera razón no es otra que la política educativa de ajuste que el PRO lleva adelante desde hace 16 años en nuestra ciudad, que “presiona” a las familias a volcarse a la educación privada a partir de las carencias generadas por el desfinanciamiento de la escuela pública. Esta es su auténtica convicción: lo bueno es lo privado, en consecuencia, hacia ese sector se asignan cada vez más recursos.

Esta actitud forma parte de una visión ideológica más amplia que se compadece con los planes de Horacio Rodríguez Larreta para el mundo del trabajo en caso de ser presidente: flexibilización laboral, ajuste y baja de salarios que afectarían gravemente las condiciones laborales. La gestión en materia educativa de Mauricio Macri fue tan brutal como explícita: ajustó implacablemente el plan Conectar Igualdad y las becas Progresar, anuló la paritaria docente nacional por decreto, redujo el Ministerio de Ciencia y Tecnología a Subsecretaría. ¿Será esta la “revolución” educativa que Larreta presentó en Washington y reiteró en la Asamblea Legislativa? La “revolución” en ciernes en verdad sería una regresión histórica.

Si bien el proyecto cultural de derechas logró cierta naturalización de las desigualdades en una parte de la ciudadanía porteña, existe una mayoría que valora la gratuidad por su aporte democratizador, también a la universidad y al rol de las empresas públicas en otros servicios vitales. El debate ideológico pedagógico está planteado. La necesaria innovación de nuestro sistema educativo debe aportar al desarrollo en plenitud de las distintas facetas de la personalidad de cada ser humano, favoreciendo la amalgama del legítimo proyecto de cada joven, con la visión de que todos somos parte de un colectivo social y cultural, de una historia común y de un futuro compartido. Esta perspectiva es la opuesta a la idea pseudomoderna que reduce al ser humano a un dispositivo individual que consume y eventualmente se especializa en determinadas destrezas técnicas y digitales, en función de las necesidades productivas del empresariado capitalista. En la actual coyuntura resulta imperiosa la recuperación de recursos económicos presupuestarios, con la mirada puesta en una educación que forme ciudadanos con deberes y derechos, que se sientan parte de un pueblo y se formen en un pensamiento amplio y crítico, conociendo y valorando tanto la cultura nacional como la herencia cultural de la humanidad.

Nota publicada en Página/12 el 26/05/2023

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CABA: “Brazos Abiertos” a los empresarios

Página/12 | Opinión

paginaEl jefe de Gobierno porteño, Rodríguez Larreta, empeñado en su campaña presidencial, se presenta en los foros organizados por las grandes empresas que conforman el establishment local donde sin ningún prurito ni temor al chiflido, explicita su plan de ajuste, de reducción del gasto social, de flexibilización laboral y baja de impuestos a los muy ricos.

La semana pasada, se presentó ante la Asociación Empresaria Argentina (AEA). A esos eventos confluyen personalmente los dueños de las grandes corporaciones empresarias, como Magnetto (Clarín), Elsztain (IRSA), Aldo Roggio (Grupo Roggio), quienes son los beneficiarios crónicos de la política pro mercado que aplica JxC en la Ciudad, a partir de los cambios a las normativas urbanísticas, que generaron la enajenación de tierra pública a precios irrisorios, favoreciendo la construcción de mega torres (que incluso se pretenden levantar sobre humedales). Estos magnates gozan también de cuantiosas pautas publicitarias otorgadas por el disertante y licitaciones a medida, como la explotación de la red de subtes con tarifas aseguradas que descargan sobre los usuarios. En su nuevo rol promete negocios mucho más grandes que los municipales: reformas estructurales de largo plazo en lo referido al regreso de las privatizaciones de empresas públicas, incluyendo el sistema jubilatorio.

El pretendiente a presidente no dijo nada novedoso. Sostuvo las mismas ideas ya formuladas en el foro gran empresario del Llao Llao. Es sabido que en esos encuentros selectos los eufemismos forman parte de un lenguaje compartido. Entre ellos se entienden ya que todos son “buenos entendedores”.

Ante los planteos de la ultra derecha, al candidato no le cuesta nada correrse al extremo. Se remitió a espolvorear con una pizca de pimentón su discurso, aludiendo a su apotegma de “las primeras 100 horas”, pero que al mismo tiempo tenga algún sentido de previsibilidad. Los magnates no dudan de las medidas propuestas, aunque vacilan acerca de quién es el más indicado para ejecutarlas. Larreta afirmó que “el cambio debe ser profundo y sostenido”. Acto seguido habló de “estabilización”, con un formato enigmático que ese auditorio traduce rápidamente como devaluación, ajuste, y reducción del Estado. Para que no haya dudas, retomó una antigüedad: “reformas estructurales para generar trabajo”. Le dice a la sociedad que reduciendo derechos laborales se generará empleo. El problema actual no está allí, ya que en estos duros años de pandemia el empleo creció y el desempleo bajó. En realidad, elude el problema político-social: una mejor distribución de la riqueza. O sea que los salarios sean más altos en términos reales, recuperando los 19 puntos perdidos durante el macrismo. Esa enorme riqueza se transfirió al capital, que ahora canta: “pelito para la vieja”. No se trata de bajar los salarios facilitando despidos de trabajadores.

Sabemos que los acaudalados señores de AEA no se llevan muy bien con la distribución de los ingresos. La aceptan en un abstracto e idílico lugar que nunca existió: la fantasía de la teoría del derrame. Larreta también lo sabe, pero prefiere culpar al derecho a la indemnización como causa de los problemas del trabajo. Desde ese sofisma, le ofrece a estos eternos triunfadores un preciado trofeo a la norteamericana: terminar con las indemnizaciones. La esencia del problema está dada en el crecimiento de la demanda, ya que si hay dinero en los bolsillos de los y las trabajadoras, crece el consumo; por lo tanto “hay negocio”, consecuentemente los empresarios invierten sin pensar en las indemnizaciones. La realidad choca con estas muletillas con las que solo intentan infructuosamente mostrarse identificados con las Pymes.

Para finalizar, el Jefe de Gobierno porteño se sintió obligado al imposible propósito de venderle “gato por liebre” a los grandes empresarios: “Juntos por el Cambio está más unido que nunca y todo lo que ocurre es normal”. Tiene que tener la cara tan dura como las mega torres que se construyen en los terrenos públicos de la Ciudad de Buenos Aires para afirmar semejante fantasía. Son tan visibles y ruidosas las peleas internas del PRO que resulta imposible que estos peces gordos le hayan creído. Larreta viene teniendo este tipo de “discursos creativos” que rozan con el humor negro. Recientemente en Chubut afirmó temerariamente que “hay que terminar con la Argentina unitaria del kirchnerismo” y que será un presidente federal. Una vez más, la realidad, la historia, lo desmienten. El kirchnerismo se denomina así por Néstor Kirchner, quien antes de ser presidente fue intendente y gobernador en su Santa Cruz natal, y no un funcionario porteño de derecha como él, que siempre actuó como un político unitario. El caso más flagrante fue la judicialización de los fondos coparticipables que Macri le había entregado, cuando debían ser destinados a provincias con más urgencias sociales que la ciudad que él gobierna.

Mientras el Jefe de Gobierno intenta convencer al gran empresariado, la gestión porteña está más abandonada que nunca. Todo indica que el gobierno de la ciudad confía en que con los 26 millones de pesos diarios destinados al marketing le hará creer a la ciudadanía porteña que se encuentran trabajando para mejorarles la vida. Un ejemplo de esta conducta son las leyes recientemente aprobadas en la Legislatura con que “darían solución” al grave problema social de los alquileres en la Ciudad. Siguen haciendo campaña, beneficiando y estimulando a los grandes propietarios, sin ofrecer ninguna alternativa a la sociedad porteña con un tema tan sensible, especialmente para los y las jóvenes, quienes se enfrentan a la imposibilidad de alquilar.

En la Ciudad hay 230 mil unidades vacías como consecuencia de una política sistemática para favorecer la especulación inmobiliaria. Resulta imposible entonces que alguien crea que con alivios fiscales y financiamiento a los desarrolladores inmobiliarios se solucionará el problema habitacional de nuestra ciudad que afecta a cientos de miles de vecinas/os. Aquí no aparecen los “Brazos Abiertos”.

Nota publicada en Página/12 el 18/05/2023

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Ciudad solidaria vs. Ciudad de negocios

Página/12 | Opinión

larretismo

Nos aproximamos a las elecciones presidenciales que serán decisivas, una vez más, para la vida de nuestro pueblo y para el futuro como colectivo nacional. En la elección porteña se elegirá Jefe de Gobierno, legisladores y comuneros mediante un sistema decidido por Larreta en función de sus especulaciones de conveniencia electoral, principalmente por la interna del PRO y de JxC, tan implacable como desprovista de toda propuesta programática, particularmente al pueblo porteño. Hasta aquí ni los candidatos del PRO ni los radicales, han presentado ningún debate de ideas acerca de la ciudad que tenemos, con sus complejidades y contradicciones de todo tipo. Un tema central a discutir es el modelo de gobierno macri-larretista imbricado con los negocios de capitalistas constructores, que parasitan el suelo porteño invadiendo los barrios y avenidas con sus monstruosos edificios. Mucho menos surge alguna disposición a proponer la discusión sobre el modelo de ciudad futura, o sea, el rumbo político cultural que debiéramos transitar para mejorar la vida del conjunto de los 3.120.000 habitantes de nuestra gran ciudad.

Resulta imprescindible sustraerse al falso dilema que nos presentan los grandes medios sobre las zancadillas, traiciones y descalificaciones de los políticos de la derecha, y sus controversias acerca de una eventual alianza o disputa con el ultra derechista Javier Milei. Las teatralidades para la gilada que subestiman a la sociedad sobre halcones y palomas están muy gastadas, ya que en realidad la única disputa ideológica pasa por quien se presenta como más conservador.

Se trata entonces de interpelar a nuestra ciudadanía confiando en su madurez y capacidad de discernimiento, con vistas a dejar atrás 15 años de gobiernos de derecha, pensando en crear una opción de verdadero progreso, humanista y solidaria, que entronque con el proyecto nacional, transformándose en una alternativa democrática y eficiente, tangible para el pueblo porteño. Es decir, ir hacia otro modelo de ciudad que tenga como centro la participación real de los vecinos en la cosa pública, contrapuesta al actual de un gobierno que es parte del dispositivo de negocios. El estado porteño ha mutado hasta transformarse en un agente empresario, que no solo privatiza tierra pública e inmuebles, sino que también lo hace con la educación y la salud. Su lógica de mercado se proyecta hacia todos los planos de la vida social, mutilando radicalmente el sentido de lo público. El paradigma conservador que se aplica en la ciudad ha sido el de transformar derechos sociales conquistados en décadas por el concepto de que todos deben ser bienes de mercado transables, opuesta a la idea de ciudadanía, como pueblo, con derechos y obligaciones. Para ese proyecto también es necesario negar todo lo que implique participación popular, especialmente la descentralización en comunas. El ideario auténticamente democrático es el contrario: convocar a la más amplia participación de los vecinos para que gestionen los problemas cotidianos, y el desarrollo de políticas públicas para resolver los dilemas actuales de nuestra ciudad. Para entender el proyecto de Larreta, Bullrich y Vidal hay que ir a su núcleo ideológico: individualismo y competencia, incluyendo la reivindicación del egoísmo como motor de la vida y la sociedad y la desigualdad como paradigma para lo cual resulta imprescindible desvalorizar el rol del estado democrático. Así las cosas, debiéramos preguntarnos: ¿El pueblo porteño valora la educación pública, la escuela, la universidad, las políticas para desarrollar ciencia y tecnología desde el estado; o simplemente se allana a la visión pro empresa del macrismo? Nuestra convicción es que la gran mayoría de la sociedad valora lo público por su sentido social y cultural, sustentada en principios éticos fundantes y porque ha influido y aportado a la formación y educación de muchas generaciones.

Ante el despliegue descontrolado promoviendo la construcción de edificios por todos los barrios debemos proponer la creación de centros cívicos que aglutinen a nuestra comunidad alrededor de proyectos que ofrezcan cultura, deporte, recreación, infraestructura para la niñez y los adultos mayores. ¿Acaso esta iniciativa no hubiera sido superadora para los playones ferroviarios que ocupan siete manzanas en Colegiales, en lugar de la consabida construcción de edificios que se está implementado? Se trata de generar un cambio verdadero en pos de una vida colectiva sustentada en la defensa común del medio ambiente y en valores culturales de carácter solidario y cooperativo. Lo que está en juego no es la definición acerca de uno u otro candidato sino de un sentido para nuestra ciudad y la vida de nuestra gente. La idea de respeto, solidaridad y fraternidad no es una cuestión enunciativa. Por el contrario, se trata de valores que sustentan proyectos de vida social colectiva, para una ciudad como nuestra Buenos Aires. Se trata de valores que impregnan al conjunto del cuerpo social. La idea de solidaridad implica integrar a nuestras diversidades culturales, sociales, religiosas, de género, lo cual nos enriquecerá favoreciendo conductas convivenciales, el verdadero camino contra todo tipo de violencias.

La cultura debe desplegarse amalgamada con los problemas sociales y económicos de nuestro pueblo porteño, incluyendo a los 850 mil pobres que habitan la ciudad, y a las graves diferencias de todo tipo ya cristalizadas por el gobierno de Larreta; entre nuestra gente que vive en la zona sur y la del norte, aunque también hay que atender a la franja de la clase media que en muchos casos está desbordada en términos económicos y sumida en la incertidumbre sobre su futuro. La cultura no puede ser un adorno para embellecer proyectos empresariales en determinadas zonas en la que se implantan “modernidades”, que no son otra cosa que remodelar barrios enteros para implantar negocios; eso sí, todo bien regado de un frívolo marketing.

O se continúa con una ciudad falsamente moderna para negociantes, o vamos hacia otra sustentada en lazos solidarios como parte de un proyecto colectivo.

Nota publicada en Página/12 el 03/05/2023

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Llao Llao: La derecha ovacionada

Página/12 | Opinión

pagina1El Hotel Llao Llao, con sus soberbias 5 estrellas, congregó al “gran empresariado”. Un eufemismo para eludir el señalamiento de que se trata de los dueños de las principales ramas de la industria, el comercio, los servicios, los medios de comunicación. En definitiva, con un poco menos de elegancia, se podría volver a aquello de que estos son “los dueños del país”, aunque suene un tanto setentista.

Este grupo del poder real trasciende a los gobiernos democráticos, y conforma el podio de los triunfadores, ya que siempre ganan: con recesiones, con pandemias y con reactivaciones; y una fracción importante, con devaluaciones.

Son representados políticamente por el Foro de Convergencia Empresaria, AEA, Cámara Argentina de Comercio, COPAL, AMCHAM y UIA. Todos ellos se pronunciaron contra el aporte solidario a las grandes fortunas, impulsado por los diputados Máximo Kirchner y Carlos Heller. Son partidarios de la ortodoxia neoliberal. Son crónicas sus protestas a “la presión impositiva” mientras practican el viejo oficio de evadir, subfacturar, contrabandear, exportar y no liquidar, ampararse en la justicia, operar sobre el dólar ilegal, etc. En términos políticos siempre apoyan las propuestas de la derecha y de la ultraderecha.

Lo hacen desde sus más profundas convicciones ideológicas, superando intereses económicos circunstanciales, ya que muchos de ellos perdieron plata con el macrismo y ganan con los gobiernos “populistas” como el actual, sin embargo, actúan decididamente en esos espacios, inclusive financiándolos. Habría que agregar que mientras estos señores observan por los grandes ventanales del hotel el maravilloso entorno de nuestra naturaleza, sus ejecutivos practican otro de sus divertimentos preferidos: fabricar los aumentos de los precios. Tienen claro que reúnen dos condiciones básicas: el poder para hacerlo, ya que dominan ramas enteras de la producción y/o distribución en sus respectivos rubros; y a su vez, son los beneficiarios de las remarcaciones de los precios. Concurren con cara de “yo no fui” a las reuniones para “consensuar acuerdos” mientras los incumplen, violan lo pactado con el Gobierno y niegan cualquier variante de aumento de emergencia para morigerar el deterioro de los ingresos de los trabajadores. El paisaje bucólico, también contribuyó a olvidar que en la pandemia recibieron del Estado decenas de miles de millones de pesos para pagar salarios. Redondeando: esos señores sentados en sus mullidos sillones, son los verdaderos responsables de los grandes problemas del país y de las penurias de asalariados y clases medias.

Luego de que Patricia Bullrich fuera ovacionada cuando reiteró “bajaré los impuestos” y “hay que desbaratar el Estado” pasó Javier Milei quien recogió apoyos a pesar de su facistoidismo. Luego se sumó H.R Larreta quien un año atrás en este mismo foro se despachó con un discurso radicalizado: “haremos todos los ajustes y reformas no en 100 días, sino en 100 horas; y no en cuatro años, sino en cuatro días”. Ahora, ya candidato presidencial, reafirmó sus dichos aunque se diferenció de Patricia Bullrich, a quien acusó de proferir “bravuconadas inconducentes”.

Reiteró la línea del año anterior: el “cambio tiene que ser profundo”. Desregulación de la economía, o sea libertad para que los empresarios actúen discrecionalmente, sin que el Estado los “perturbe” con controles y regulaciones. Insistió con su mentada reforma laboral, o sea, vuelta al thatcherismo aplicado por Menem, que cambia desde las formas de contratación del trabajo, rompiendo la estabilidad de trabajadores; hasta flexibilizar horarios y vacaciones llegando hasta la restricción del derecho de huelga.

Siguiendo la línea de Mauricio, su mentor, achicará el Estado, ergo: se privatizarán o cerrarán empresas públicas y se allanará a las presiones de ancestral partido devaluador.

Una vez más, aunque ahora con un cacho de literatura, dijo que la “madre de las batallas” es “bajar el gasto público”. No dijo a quién afectaría, pero no hace falta mucha imaginación: médicas/os, enfermeras/os, equipamiento hospitalario, maestras y profesores, infraestructura escolar y universitaria, salarios docentes, cultura, ciencia y tecnología; frenazo a la obra pública y a las ayudas a los sectores más humildes agredidos por la pérdida de ingresos.

Como debía competir con Milei sobre el Banco Central, quien fiel a su estilo neogoebbeliano afirmó que “dinamitarlo no es una metáfora”; Horacio fue más recatado: “hay que reconstruir la independencia del BCRA, para ordenar la política monetaria”. Todo indica que en este tema nodal, las diferencias de estilo son notorias, pero es muy dudoso que tengan una discrepancia en la sustancia.

Redondeó su discurso con una idea pseudo autocrítica: “no impondremos el cambio a las trompadas, a los gritos… ya lo probamos y no funcionó”.

El candidato de la derecha le dice a los popes del establishment que el fracaso de la gestión 2015-2019 que terminó en una gran derrota, fue por las formas desprolijas.

Esa muchachada de súper millonarios no se lo creyeron, pero igual quedaron conformes.

Nadie puede pensar que la pérdida del 19% en los salarios durante el macrismo fue por desprolijidad. Las jubilaciones perdieron un 20%, ¿también habrá sido por una cuestión de formas? Durante los gobiernos de Cristina, las tarifas estuvieron casi congeladas, ellos las subieron un 2500%, récord mundial. Quizás el patético ministro de la Shell, el Juanjo Aranguren, lo hizo por descuido. Como tenían que bajar el gasto, a varios Ministerios los redujeron a Secretarías y le sacaron presupuesto: Cultura, Ciencia y Tecnología, Trabajo, Salud y otros. ¿Habrá sido porque querían imponerlo a las trompadas? ¿Dirá también que la invasión de edificios monstruosos y la fenomenal pérdida de verde, luz y cielo en nuestra ciudad se debe a excesos verbales?

En realidad el candidato se hace el chancho rengo. Sus coincidencias de fondo con Mauricio, Patricia, María Eugenia y el PRO, intenta velarlas con supuestos errores de estilo. Pero ya sabemos que a la pobre mona, por más que la vistan de seda, mona queda.

Nota publicada en Página/12 el 26/04/2023

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PRO porteño: “Brazos Abiertos” y puertas cerradas

Página/12 | Opinión

larretaUna vez más, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires presentó, con su remanida y un tanto mellada espectacularidad, una nueva campaña publicitaria con el propósito de promover la candidatura presidencial de H. R. Larreta. A “La transformación no para” y “Con educación, hay futuro” le agrega ahora “Brazos Abiertos”. Lejos quedó el inverosímil spot de lanzamiento apoyado en la metáfora del faro patagónico que todo lo ilumina. No funcionó esa forzada construcción simbólica de presentar a Larreta como un dirigente nacional, capaz de unir a toda la Argentina tras la luz de sus reformas estructurales neomacristas, sazonadas con frases hechas como: “yo lo que prometo lo cumplo”. Sus infalibles equipos de comunicación le erraron fiero. Será por eso que persisten, retomando la vieja estrategia de publicitar y embellecer a puro marketing la ciudad, para que sean los y las habitantes de todo el país quienes le abran los brazos al Jefe de Gobierno. Seguramente si en Jujuy, Santa Fe o Tierra del Fuego supieran que Larreta, siguiendo los pasos de su mentor Mauricio, gasta en publicidad oficial 26 millones de pesos promedio por día rápidamente desconfiarían de tan rimbombante bienvenida. Es como si les dijeran “vení que te quiero abrazar, mientras me gasto todos los días 26 palos para seducirte”.

Pero la payada marketinera continúa con pertinacia: “además de ser un acto de bienvenida, es un símbolo de apertura, de inclusión, de cariño, de unión”, versa la nueva campaña publicitaria en la página oficial del GCBA y más aún: “siempre tenemos los brazos abiertos, al disfrute, la cultura, la educación, la salud, las obras, la gastronomía, la diversidad, la innovación - para que - cada persona que vive, trabaja, estudia o nos visita, sienta que la Ciudad se abre a ellos y tiene los Brazos Abiertos para que todo suceda”. Como vemos, los creativos no se privaron de nada. Se presentan como si recién llegaran, soslayando que la fuerza que administra la ciudad hace más de 15 años es la que siempre cuestionó el uso de los hospitales públicos por parte de ciudadanos bonaerenses.

Las políticas del gobierno de la derecha porteña han sido consecuentes en sostener un rasgo que emerge de su ideología: hostilidad, insensibilidad e incluso crueldad, particularmente hacia los núcleos más humildes, las minorías y las organizaciones sindicales, como las de docentes. La educación y salud públicas están crónicamente desfinanciadas, porque la falta de vacantes y de escuelas es otra realidad que desnuda un rasgo inhumano, como también su propensión a llenarnos de monstruosos edificios, quitando el verde, el aire, el cielo y la luz. La Buenos Aires propagandística de los “brazos abiertos” es engañosa. El modelo de Larreta es excluyente y por más que los brazos estén abiertos, las puertas a una vida digna están cerradas, no solo para los sectores más humildes, sino también para la clase media y, particularmente, la juventud, que sufre la ausencia total de políticas de vivienda, con la instalación de una política impositiva que grava pequeños propietarios y comercios, y el desentendimiento para ayudar a los vecinos en los momentos difíciles, como ocurrió en la pandemia.

A pesar de los monstruosos edificios que quitan el verde, aire y cielo, seguramente a quienes pretendan vivir en la ciudad les será muy difícil alquilar, a pesar de que existen 186 mil viviendas vacías. En paralelo con esta nueva campaña Larreta lanza un paquetito de medidas para inquilinos que no resuelve nada. Una de ellas, la de los seguros de caución como reemplazo de garantía está disponible hace un año, aunque ahora se presente como novedosa. Parecido a las 54 escuelas fantasmagóricas que todos los años Larreta anuncia como nuevas, pero que nadie encuentra, ya que con el agregado de un aula o una mera reforma se presenta como si fuera un edificio nuevo. La vivienda es uno de los problemas más graves y complejos, por lo tanto debería abordarse con políticas públicas integrales de largo plazo. Claro que para desplegarlas, el alcalde ingresaría en una zona de contradicción insalvable, ya que tendría que enfrentarse con los núcleos comerciales del capital especulativo de la construcción, desarrolladores capitalistas y propietarios de decenas o centenares de departamentos, todos ellos asociados a sus políticas.

Como viene ocurriendo hace unos años, la educación se ha transformado en un instrumento de propaganda del gobierno porteño. Presentándose como “educadores modernos” aplican medidas contra la educación pública colocándose en un lugar histórico no solo pre peronista sino pre sarmientista. Tras la supuesta modernidad despliegan una política primitiva en función de privilegiar las necesidades empresarias. La última novedad es el anuncio de una reforma del nivel primario que no hace más que achatar la base de conocimientos para los niños y niñas de la escuela pública. Lo cual vuelve a revelar un rasgo ya conocido: un fuerte impulso para generar transformaciones radicales del sistema educativo con nombres modernos, en desmedro de lo público y la calidad educativa. Un modelo tecnocrático, mercantilista y autoritario presentado como un cambio progresista.

En su apertura de sesiones en la legislatura, el Jefe de Gobierno hizo una importante confesión: “la educación es el camino a la libertad individual”. No hay libertad individual. Justamente este atributo esencial de la vida debe ser el fruto de un proyecto y una actitud colectiva y solidaria de todos los integrantes de la comunidad, tanto educativa como del conjunto del pueblo. Esta es la idea de libertad que imaginaron los fundadores de la patria, libertad asociada a la igualdad. A un proyecto de nación como colectivo social. Brazos abiertos de verdad implicaría la inclusión de todos los ciudadanos y ciudadanas porteñas a servicios públicos eficientes y accesibles, una política auténtica de mejora y protección del medio ambiente, que distribuya el inmenso presupuesto con una mirada de ciudad cooperativa, solidaria y convivencial, y que integre las múltiples diversidades del pueblo de nuestra ciudad.

Nota publicada en Página/12 el 19/04/2023

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Los candidatos de la derecha en el laberinto de Macri

Página/12 | Opinión

laberintoAl igual que en 2015, el PRO porteño vuelve a colocar a su Jefe de Gobierno como candidato presidencial. A diferencia de aquel, el actual alcalde afronta una disputa interna descarnada y además tiene grandes dificultades para imponer un candidato propio que compita por su sucesión al frente del ejecutivo porteño. Todo indica que los enfrentamientos entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, incluyendo a los “aspirantes” de segunda o tercera categoría, poco o nada le importan a la sociedad de la CABA ya que en ningún caso se abordan temas relacionados con la vida ciudadana y los problemas cotidianos. La metáfora avícola con la que se pretendió diferenciar a moderados con duros, quedó desvencijada no sólo por la constante mutación de tonos y actitudes del aspirante porteño a la presidencia, sino fundamentalmente porque las coincidencias abundan y las diferencias escasean cuando los dirigentes cambiemitas dan cuenta de qué harían en caso de lograr la Presidencia de la Nación. Cierto es que todos estos candidateables recibieron un alivio: el retiro de su jefe máximo Mauricio Macri de la contienda. Tienen la convicción de que la sociedad argentina recuerda la crueldad social de su gestión, lo cual implica una pesada carga para cualquier aspirante presidencial. Una clave de la actual coyuntura está dada en la disputa ideológica para que la sociedad no advierta y relacione la homogeneidad y continuidad de los candidatos de la derecha, con aquellos sombríos años de macrismo que generaron incremento de la pobreza, desempleo, zozobra social, además de la fuga masiva de capitales y sobre endeudamiento externo. Larreta como Bullrich, Vidal y el primo Macri, “son” Mauricio en su pensamiento y acción.

El experimento neoliberal iniciado en 2008 por el PRO en la ciudad logró consenso para imponer un presidente, aunque a la postre fue el único en la historia del país que no logró la reelección por el rotundo fracaso de su gestión. Sin embargo, la derecha porteña reitera su vocación de gobernar la nación a partir de dos de sus cuadros predilectos: Larreta y Bullrich. Las causales de que estos cuadros del poder tengan legitimidad social son diversas, ancladas en el avance sobre una parte de la sociedad de los valores culturales de la derecha “moderna” y en la alianza determinante con el poder mediático cultural. El afán cada vez más manifiesto del discípulo por diferenciarse de su mentor, choca con la imposibilidad propia de su esencia ideológica común y de su mismo sistema de valores políticos. Larreta se propone repetir la lógica que transitó Macri: pasar del ejecutivo porteño al nacional sin haber resuelto las problemáticas más trascendentes de la sociedad porteña. En ambas administraciones se sostuvo, como si fuera un principio religioso, un elevadísimo gasto en propaganda, absolutamente ofensivo si lo comparamos con el recorte sistemático del presupuesto para la educación pública, expresado en la crítica falta de escuelas y vacantes escolares, en el pésimo estado de los hospitales, en la falta de acceso a la vivienda y en las más de 473 hectáreas del estado, vendidas a la especulación inmobiliaria, todo lo cual agrava la crisis urbana de espacios verdes, y el oprobio de que en la ciudad más rica del país y con mayor presupuesto, la indigencia y la pobreza continúen creciendo. Aunque los medios “serios” lo oculten con pertinacia, allí están los 850 mil pobres - incluyendo a cientos de miles niñas y niños- que pasan hambre.

Este panorama de carencias sociales y ausencia de políticas para incorporar a más ciudadanos a nuevos derechos bastaría para que Larreta sea impugnado por la sociedad en su afán presidencialista. Hay núcleos muy numerosos de las clases medias de nuestra ciudad que deben convivir con un crecimiento vertiginoso del cemento en detrimento de espacios para plazas y parques con ofertas culturales y deportivas. De eso se trata en última instancia: cambiar el actual modelo de ciudad por uno distinto, más vivible en términos ecológicos y convivencial en sus lazos sociales y culturales. Estos valores humanistas y cooperativos chocan con viejas ideas que ahora adoptan nuevas denominaciones, como las de “meritocracia”, o sea, el individualismo como norte para la vida y como modelo social. Ya lo demostró la gestión presidencial de Macri, el modelo político cultural de la derecha que se autotitula “moderna” a pesar de que reitera viejos arcaísmos, fracasó en toda la línea durante sus cuatro años de gobierno. Cierto es que pueden confundir con discursos que se sustentan en falsedades con envoltorios de marketing. La pura verdad del pensamiento del PRO la formuló Larreta ante la UIA a quien les debe decir la verdad: reclamó “actualizar” la legislación laboral apuntando contra las “extorsiones” sindicales, es decir, se propone liquidar definitivamente la organización sindical. “Estabilizaremos la economía con rapidez”, ergo: ajuste ortodoxo. “Liberaremos la economía del corset y del laberinto que genera el estado” (virtual copia del discurso de Martínez de Hoz del 02/04/76). Claro que para ser más popular agregó “así generaremos mucho más laburo”. Se deben bajar los impuestos. A ese viejo paradigma de las corporaciones, el candidato los denomina “reforma impositiva”. En su discurso frente a grandes empresarios reiteró la idea de que se debe “reducir la burocracia”: o sea menos docentes, médicos, enfermeras, escuelas y universidades públicas. El candidato obviamente fue aplaudido particularmente por el presidente de la UIA Daniel Funes de Rioja quien, como sabemos, jamás vio un torno ni un telar en su vida. Que el candidato Larreta haga campaña colocando a la educación como su ariete principal, no solo es una demostración de oportunismo político, sino que intenta medrar con la frustración y el cansancio de la sociedad cuando soportaba la pandemia y las medidas que había que asumir responsablemente para evitar contagios y muertes. En suma, la derecha pretende volver con el viejo modelo que prometía la Revolución de la Alegría. Ahora promete “revoluciones educativas” y volver al macrismo.

Nota publicada en Página/12 el 12/04/2023

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Seguridad porteña: el viejo gatopardismo

Página/12 | Opinión

pagLuego de tres meses de licencia, finalmente se concretó la inevitable renuncia a su cargo de Marcelo D’Alessandro como ministro de Seguridad porteño. Su alejamiento tendría que haberse producido apenas se desnudó su asociación ilegal con jueces, fiscales, ex agentes de inteligencia y gerentes del grupo mediático más grande del país. El episodio desnudó también otra metodología ilícita y conspirativa con la mano derecha del presidente de la Corte Suprema, Silvio Robles, para manipular el juicio por los fondos coparticipables con el propósito de que el mismo sea favorable al Jefe Porteño y candidato en ciernes del PRO a la presidencia de la nación. Al abrirse esta oscura Caja de Pandora surgió la confesión a boca de jarro sobre el viejo negociado de las grúas de la ciudad, y los privilegios de autos oficiales a pedido de jueces, entre ellos el del propio magistrado, que lo absolvería en tiempo récord en la mentada causa de sus chats con Robles.

Como siempre, los editorialistas de los grandes medios asociados abiertamente al macrismo, intentaron infructuosamente salvar al ministro en desgracia desviando el eje del tema hacia un costado irrelevante: habría sido víctima de un espionaje ilegal. Esta estrategia comunicacional estaba tan separada de la verdad que fracasó de inmediato, particularmente porque el macrismo hizo del espionaje ilegal un modo de hacer política para atacar a sus opositores, aunque también lo utilizó con circunstanciales enemigos de su propia fuerza política. Ahora vuelve como ministro Eugenio Burzaco, ¿qué trae de nuevo en las políticas de seguridad este antiguo cuadro de la derecha? Seguramente nada. Durante 15 años de macri-larretismo los criterios ideológicos en esta materia se han sostenido en forma consecuente, por lo tanto se trata solo de una mutación de nombres. El “cambio” no cambiará nada de lo sustancial. Asistiremos a una suerte de gatopardismo que se propone tapar las inmoralidades de estas metodologías promiscuas y antidemocráticas ancladas en las raíces ideológicas de los poderes de la derecha, veladas por la complicidad de los editorialistas “serios” que ocultan la esencia coercitiva y represiva de las políticas de seguridad de las derechas modernas.

El nuevo Ministro tiene una historia coherente con su prosapia ideológica: fue símbolo y materialización del acuerdo político electoral del jefe M. Macri con el gobernador neuquino Jorge Sobisch. Allí, como asesor calificado, desplegó en plenitud su visión y estrategia sobre la seguridad. No trepidó en “equipar” a la fuerza con una parafernalia bélica, propia de una hipótesis de guerra interna contra el pueblo que imaginó generaría un apoyo electoral al gobernador. Ya sabemos como terminó ese nefasto experimento liderado por el nuevo Ministro porteño: la modernísima policía atacó a una pacífica manifestación reivindicativa de los docentes neuquinos ocasionando el asesinato del maestro Carlos Fuentealba. Un cartel en el lugar testimonia el infausto acontecimiento: el rostro del docente con la expresión: “Aquí dio su última clase”.

Claro que Burzaco, gran especialista en estos temas, también participó en el 2010 -desde el centro de monitoreo y control- del desalojo del Parque Indoamericano que le costó la vida a dos personas. Los antecedentes en sus distintas gestiones indican que habrá continuidad en las lógicas de la política de seguridad. No se debería olvidar la creación de la UCEP con el fin de “resolver” las condiciones de familias en situación de calle, aplicando violentos desalojos . Tampoco habría que dejar de registrar la cinematográfica represión en el Borda a puro balazo de goma, y las actitudes policiales amenazantes y coercitivas a la ciudadanía cuando se manifiesta por la falta de luz o agua, en las marchas de docentes, enfermeras o movimientos sociales. Mucho menos deberíamos aceptar impasiblemente el fenomenal operativo que colocó el vallado en la casa de la vicepresidenta Cristina Kirchner, instalando un clima de tensión y represión como antesala al intento de magnicidio. En este gravísimo episodio el Jefe de Gobierno porteño, su Ministro y su policía fueron acusados de “liberar” la zona. Estas acciones policiales solo muestran la utilización de la fuerza en operaciones para impactar en la opinión pública y que no tienen como fin mejorar la vida y la seguridad de los vecinos de la ciudad.

Larreta reclama más fondos para este propósito. Sin embargo, oculta que un distrito con 3.150.000 habitantes tiene el triple de agentes de lo que indica la oficina de las Naciones Unidas, que establece una pauta de 300 policías cada 100 mil habitantes. Actualmente hay 875, muy cerca del triple, sin contar con las fuerzas federales que actúan en la ciudad. Para sostener esta política de saturación policial acompañada del crecimiento del armamento, patrulleros, equipos antidisturbios, etc, el gobierno siempre apeló a la reducción de otros presupuestos a los que considera de menor importancia, muy particularmente los de educación y salud. En este punto, como ya señalamos en anteriores oportunidades, es muy emblemática que la asignación presupuestaria para obras en seis hospitales públicos ( Muñiz, Piñero, Argerich, Rivadavia, Tornú y Borda) represente sólo un tercio de lo invertido en la construcción y refacción de seis comisarías. A excepción del uniforme, ahora azul bordó de la policía porteña, nada ha cambiado desde los tiempos iniciales del Fino Palacios y Osvaldo Chamorro, que terminaron exonerados por espionajes ilegales. En suma, se trata de una política claramente coercitiva siempre bien sazonada por las oficinas de marketing. No hay una concepción democrática de integrarse a la vida comunitaria, protegiendo al vecino como parte de un tejido social, y su amalgama cultural en cada barriada, aceptando las manifestaciones públicas como parte de una sociedad muy diversa que contiene inevitables contradicciones que se despliegan en el territorio y en las instituciones civiles. Se trata de un clásico caso de gatopardismo: un cambio para que nada cambie.

Nota publicada en Página/12 el 29/03/2023

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